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josemarco

EL RÍO GÁLLEGO

Los ríos son la savia de las montañas, la alegría de los valles, la razón de ser de muchos núcleos rurales de población. Uno de nuestros ríos pirenaicos, el Gállego, se desliza desde cerca de la estación de Formigal hasta Zaragoza. En su largo recorrido ofrece toda clase de satisfacciones a montañeros, deportistas y amantes de la naturaleza. Pero, a medida que se aproxima al valle, a la ciudad, se va convirtiendo progresivamente en un auténtico vertedero, igual que su hermano, el Huerva, y más o menos como su padre, el Ebro. Lo más sorprendente es que ya en sus primeros metros de recorrido, el agua clara y cristalina se vea contaminada con residuos de todo tipo. Ayer veíamos en televisión el atentado ecológico que va a suponer la ampliación de la estación de Formigal y la invasión literal del cauce del Gállego por máquinas y camiones. Es tan triste contemplar a un río humillado. Para más inri,la sequía está afectando a todos nuestros cauces fluviales. La naturaleza está perdiendo su alegría. Esperemos que sea algo pasajero y en modo alguno irreversible. Nos sigue abrumando el progreso.

1 comentario

ana a. -

Y es que nuestro sentido ecológico es más bien precario, José María.