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josemarco

UN PASEO POR "EL TUBO"

UN PASEO POR "EL TUBO" Aprovechamos la soleada mañana del domingo, deslucida por el primer cierzo otoñal, para visitar con Javier la recientemente remodelada Puerta Cinegia y sus aledaños. Pasamos primero por el mercadillo dominical de la Plaza de San Bruno y adquirimos un libro de los primeros escritos de Ramón J. Sender, publicado por Larumbe, y al cuidado del estudioso senderiano Jesús Vived Mairal. Compramos también un taco de cecina de Castellote. Javier la prueba y la califica de excelente. Nos desplazamos después por la calle Don Jaime hasta la iglesia de San Gil. Queremos comprobar su estado casi lamentable y observar cómo están todavía en el lateral de la calle Estébanes las huellas de los edificios adosados a ella en el siglo XIX y que acaban de ser derribados. Nos damos cuenta de lo urgente que es su restauración y de lo positivo que va a resultar el acuerdo tripartito alcanzado la semana pasada para restaurar esta iglesia románica, mudéjar y barroca. Proseguimos nuestro camino por las calles Estébanes, Arco Cinegio y Cuatro de Agosto y entramos por la parte posterior al nuevo y sorprendente edificio Puerta Cinegia, que ocupa gran parte del antiguo Tubo Zaragozano y pone fin a tantos años de festejos, comidas y marcha nocturna de la gente joven de los años 60 a los 80. ¡Qué lejos quedan ya esos tiempos! Le explico a Javier el porqué del "Tubo" y aún contempla con entusiasmo la estrechez de algunas de sus calles, aunque no percibe los bares subterráneos que había en otros tiempos.
Puerta Cinegia atrae y sorprende por sus marcados contrastes entre tradición y modernidad, entre respeto al pasado y apertura a las vanguardias. Llama la atención sobre todo la vista a través de su fachada acristalada del Paseo de la Independencia y, en su interior, el palacio gótico, el ascensor panorámico y una enorme pantalla audiovisual. Algún comensal ya está degustando una aparentemente suculenta paella. Nosotros preferimos reservar nuestro apetito para un poco más tarde. De momento, la degustación cultural ha sido suficiente. Y el paseo dominical, muy positivo.

1 comentario

ana m. -

¡Qué hambre a estas horas!Siempre me gustó pasear Zaragoza los domingos por la mañana.