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josemarco

ALCAÑIZ

ALCAÑIZ

Siempre me ha cautivado la ciudad bajoaragonesa, capital de esta comarca y centro económico y cultural de su entorno, a pesar de la cercanía de otros núcleos de población como Calanda, Alcorisa o Andorra. A pesar de los amargos recuerdos que aún conservo, allá por el lejano enero de 1976, Alcañiz aún sigue siendo una ruta en mi itinerario cultural por mi provincia y una ciudad llena de contrastes y atractivos. Sería prolijo describir con detalle todos los encantos de esta villa. Merece la pena sin embargo una visita a la Colegiata de Santa María, al Castillo-Parador de la Orden de Calatrava y a los singulares edificios de la Plaza de España y de la calle Mayor. Toda la parte antigua de la ciudad es un encanto: calles de trazado sinuoso, singulares fachadas y panorámicas pintorescas. La parte nueva ya es otro cantar: destaca, sin embargo, su flamante Ciudad Deportiva y todo el entorno del Guadalope, que se remansa en sus aledaños. Como acontecimientos culturales y deportivos hay que valorar también su Semana Santa con sus silenciosas procesiones y el Circuito Automovilístico del Guadalope, único de sus características en España.

Mañana nos desplazaremos a la capital del Bajo Aragón para presenciar un encuentro deportivo entre los alevines de la Unión Deportiva San José - equipo al que pertenece Javier - y el club local de esta categoría. Será un día emotivo y agridulce: recuerdos, reencuentros y la silueta inconfundible de esta ciudad, medieval y moderna al mismo tiempo.

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