EL RASTRO

Era de esperar que la decisión del Ayuntamiento de Zaragoza de cambiar de ubicación al mercadillo de La Romareda iba a despertar polémica. Lo que ha colmado el vaso ha sido la elección de una parte del Parque Grande (¡qué nombre más aséptico!) para colocar los más de quinientos puestos de venta. A mí también me ha sorprendido. De todos modos, creo que la polémica se ha extralimitado. Porque, ¿hemos respetado el Parque alguna vez? ¿Respetamos otras zonas verdes de la ciudad? Quizás lo respeten más los propios  comerciantes. Y que conste que no estoy a favor de la medida de Belloch. Lo que hay que hacer es protestar menos y sugerir otros emplazamientos razonables. Ahí está la madre del cordero. Porque los comerciantes no quieren ir al recinto ferial de Las Fuentes, pero los vecinos también se niegan a tener el rastro cerca de su casa. Y sólo nos quejamos de algo cuando nos afecta. Porque según esa regla de tres, se podría acotar gran parte del Parque y reservarlo para el disfrute de ecologistas. Como el libro que se compra y no se lee para no deteriorarlo. Ni un extremo ni otro.