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josemarco

UN FINAL DE ETAPA

UN FINAL DE ETAPA

            Se acelera junio entre tormentas y borrascas, entre exámenes y ocio preestival. Se acelera un mes que cierra etapas: final de etapa para los estudiantes, que culminan el bachillerato con una más que polémica prueba de Lengua en la selectividad; final de etapa para los profesores, que llegan a su jubilación, o van a cambiar de centro, o se van a examinar para acceder al cuerpo de funcionarios; final de etapa para los amantes del deporte, que ven cómo la incertidumbre planea sobre la selección y sobre muchos equipos, y que esperan con ansiedad los próximos partidos; final de etapa para tantos y tantos trabajadores, que esperan la paga extra del verano y las soñadas vacaciones de julio y agosto.

             Por lo demás, el deslizarse de las horas, de los días, de las semanas,…nos aboca sin querer hacia el futuro, nos sumerge en un presente que no llegamos a disfrutar y nos aleja de un pasado, que olvidamos al momento y quizás añoremos más adelante.

            Siempre me ha gustado junio. No sé por qué ha sido uno de mis meses preferidos. Tal vez por ser la antesala del verano. Acaso porque los días se hacen eternos y las tardes se dilatan perezosas. O quizás por un conjunto de ingredientes que resulta difícil descifrar o analizar. Eso sí: exámenes, balances, cenas de fin de curso, galas, homenajes, despedidas,… El sabor agridulce de la vida y la eterna rueda del tiempo que nunca se detiene. Ni se acelera. Aunque nos parezca lo contrario

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