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josemarco

SABOR AGRIDULCE

SABOR AGRIDULCE

   Hay días que terminan con su sabor agridulce. Y en ocasiones uno no sabe el porqué. Aunque ayer el motivo era evidente para los que somos aficionados al fútbol y seguidores del Real Zaragoza. La tarde-noche apacible de este primer domingo de diciembre, día de San Francisco Javier, comenzó con el alboroto y el enfrentamiento verbal entre dos aficiones - ¿Cuándo terminará esta absurda rivalidad? -La escena era, al menos, impactante: treinta policías uniformados para controlar a unos sesenta o setenta aficionados del Osasuna. Un control que me recordaba las últimas manifestaciones del tardofranquismo. Luego vinieron los gritos, abucheos y demás... Hasta que comenzó el juego y se apaciguaron los ánimos. Todo iba viento en popa con el gol de Diego Milito - décimo en su cuenta particular - cuando en el minuto 36 de la segunda parte la noche dio un quiebro: un gol en propia puerta de Gaby Milito y otro de Ponzio diez minutos después. ¿Pueden ocurrir más desgracias? Los seguidores navarros - ¿por qué con la ikurriña? - se alborotaron de nuevo y los aragoneses salieron del estadio con la resignación, el silencio y un cierto amago de rebeldía contra el destino . A todos se nos puso cara de tontos. Y había motivos para ello. Aunque la soleada mañana de hoy ha enterrado en cierto modo ese mal sueño y nos ha devuelto a la realidad de esta breve semana laboral.

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