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josemarco

CHAPUZAS

CHAPUZAS

     Todos hemos utilizado alguna vez el término chapuza para aludir a algo que ha sido realizado con prisas, de mala gana o con un excesivo afán improvisador. El vocablo se usa con mucha frecuencia en el ámbito escolar o administraticvo cuando se entregan trabajos hechos de prisa y corriendo para cumplir el expediente. También se puede referir en el ámbito familiar a un acontecimiento o celebración preprarados sin ningún interés ni sentido común. Pero cuando la chapuza traspasa determinados ámbitos y afecta a una gran ciudad, a una comunidad autónoma o a un país se convierte en algo mucho más preocupante y difícil de solucionar.

     En Zaragoza tenemos varios ejemplos de chapuzas que podríamos denominar institucionales. El más clamoroso es el de la nueva Estación Intermodal de Delicias, inaugurada de prisa y corriendo hace cuatro años, unos días antes de las elecciones autonómicas de 2003. Desde esa fecha, lo que tendría que ser un escaparate de la Zaragoza del siglo XXI, se ha convertido en una sucesión de despropósitos: deficiente climatización - frío intenso en invierno y calor abrasador en verano -, fisuras en su estructura de hormigón, filtraciones de agua, espacio inhóspito, incompleta señalización, dificultades de aparcamiento,... ¿Cuál es la solución? ¿A quién hay que reclamar? ¿Qué organismo se va a hacer cargo de estos desperfectos?

     Es verdad que lo que se hace mal desde el principio, difícilmente se modifica o mejora. Algo similar al problema de la Intermodal sucede con el campo de la Romareda. Todos somos conscientes - políticos y ciudadanos - de que el campo de fútbol inaugurado en 1957 ha llegado ya a su fecha de caducidad. Todos somos conscientes de que la solución ideal no es restaurar el estadio actual, sino reemplazarlo por otro nuevo. Pero los fallos judiciales, alentados por algunos partidos políticos, el afán de protagonismo y la ausencia de un proyecto consensuado, al margen de ideologías, han llevado a una situación de estancamiento, a un callejón sin salida. ¿Qué va a suceder a partir del mes de junio? ¿Se van a poner, por fin de acuerdo? ¿Van a respetar la actual ubicación, como quieren la mayoría de socios y aficionados? ¿Van a construir un nuevo estadio en un lugar más lejano e inhóspito? Habrá que esperar. Lo malo es que, mientras tanto, seguimos acudiendo a un estadio de tercera a animar y aupar a un equipo de primera. Es de esperar que las obras aceleradas del meandro de Ranillas no se conviertan en una nueva chapuza en el 2008. Ello supondría tropezar de nuevo en la misma piedra.

1 comentario

Magda -

Que cosas, no sabía que allá "chapuza" se usa para aludir a algo que ha sido realizado con prisas, de mala gana o con un excesivo afán improvisador, acá "chapuza" es algo que se hace con trampa, con triquiñuela.