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UNA JOYA OLVIDADA

UNA JOYA OLVIDADA

     Cada verano realizamos una ruta en coche por algunos de los lugares más pintorescos de la provincia de Teruel. Hoy hemos elegido la ruta que conduce al Bajo Aragón y hemos aprovechado para visitar un pueblo con historia, con arte, con gastronomía y con un extraordinario entorno natural. Es el pequeño núcleo rural de Cuevas de Cañart, esa joya olvidada, uno de los cuarenta y tres pueblos del Parque Cultural del Maestrazgo Turolense. Desde Aliaga se llega en poco más de una hora por la carretera de Ejulve, la Venta de la Pintada y Molinos. La carretera está en general en buen estado y la ruta se hace amena gracias al paisaje agreste de esta comarca.

     Cuevas de Cañart es un lugar para los amantes de la tranquilidad y de una naturaleza salvaje, casi incontaminada. Cada rincón de sus calles nos evoca su pasado templario. Sus silencios guardan la memoria de un pueblo que ha conservado intacta su alma medieval. Hemos aparcado en la plaza que evoca siglos pasados con los palacios de Don Iñigo de Aragón - rehabilitado en un gran hotel - y Moliner. La iglesia parroquial barroca es impresionante. Hay que recordar que Cuevas de Cañart llegó a tener ochocientos habitantes en sus mejores tiempos. En el casco urbano destaca un magnífico horno medieval y numerosos arcos apuntados. Ya en las afueras, llaman la atención las cuevas excavadas en la montaña - posible origen del nombre del pueblo - su intacto lavadero y el derruido y abandonado convento de los monjes servitas, ejemplo de barroco tardío con decoraciones tipo rococó.

     De todos modos, la sensación que recibe el visitante al abandonar este tranquilo rincón del Maestrazgo es que tuvo una época de auge que difícilmente se va a recuperar. Hay intentos e iniciativas privadas , como el hotel de Don Iñigo de Aragón, pero el peso de la decrepitud y el abandono de muchas casas deja un poso agridulce. El esfuerzo por atraer un turismo de calidad puede ser el inicio de la recuperación de este pueblo. Sin embargo, Cuevas de Cañart merece no sólo una visita sino un impulso desde todos los estamentos. 

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