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josemarco

PUBLICIDAD INOPORTUNA

PUBLICIDAD INOPORTUNA

     Vivimos en unos momentos en los que el todo vale parece convertirse en una moneda común. Lo paradójico, lo esperpéntico, lo carnavalesco, lo chocante, lo contradictorio y lo inoportuno no sólo se han adueñado del ámbito de la política. También alcanzan de lleno - no podía ser de otra manera - al mundo publicitario. Pero se puede ser original sin buscar recursos tendenciosos. Se puede ser creativo sin llegar a la chabacanería. Se puede ser genial sin nombrar la soga en casa del ahorcado.

      Me refiero concretamente a un anuncio que ha aparecido con fuerza en los medios de comunicación, que inunda los paneles de las calles de Zaragoza y que ha servido esta mañana de portada a algunos periódicos gratuitos. La conocida empresa ha tenido la genial idea de recordarnos a todos los que tenemos más de treinta y cinco años - al parecer no cuentan con la clientela joven - de revivir aquella fatídica tarde-noche del 23 de febrero de 1981. Bajo los lemas - asociados al último golpe de estado - ¡Daremos el golpe! y ¡Todos los precios al suelo! intentan convencer al consumidor de las bondades de sus productos y de una revolución económica que suele durar todo el año. Pero muchos, afortunadamente, no saben nada del 23F o sólo tienen vagos recuerdos.

     Pero el anuncio va más allá. Porque la imagen asociada a las conocidas palabras es la de un militar golpista repleto de medallas  que muestra su autoridad e impone de modo grotesco su mandato dictatorial. Podría ser Pinochet, o Tejero, o el general Pavía. En mi modesta opinión, lo inoportuno del mensaje se convierte en oportuno. No hay que olvidar que acaba de iniciar la campaña electoral y que todavía se dan actos de indisciplina en los militares españoles. Uno de ellos, el general Blas Piñar - hijo del conocido fundador de Fuerza Nueva - ha sido expedientado por indisciplina. Otro, el coronel Lorenzo Fernández, ha sido arrestado por defender sin recato los símbolos franquistas. Hay que tener en cuenta que el primero de ellos firmó en 1981 el Manifiesto de los 100, en apoyo a los golpistas del 23F.

     Quizás a la mayoría les haga gracia el anuncio. A otros les puede dejar indiferentes. Pero a unos pocos - y me incluyo entre ellos - nos ha vuelto a recordar algo que parecía ya olvidado. Nos ha vuelto a revivir los fantasmas del pasado. Es de esperar que sea sólo eso: parodia, farsa y esperpento.

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