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josemarco

RESACA ELECTORAL

RESACA ELECTORAL

     Los lunes después de unas elecciones se convierten un poco en días de resaca. Son, además, jornadas de valoración y momentos de análisis y de autocrítica. Porque, después de la actividad febril de las últimas semanas, los líderes políticos encontrarán un paréntesis para el sosiego, la calma e incluso la meditación. Hay mucho que meditar. Y mucho que valorar. La prensa escrita ya se ha encargado de hacerlo nada más conocerse los primeros resultados fiables. La mayoría coinciden en el impulso al bipartidismo, en la pérdida de escaños de algunas pequeñas formaciones y en el descalabro de los partidos de izquierda. ¿Razones? Puede haber muchas y de muy distintos matices. Lo que está claro es que estamos siguiendo la estela de Estados Unidos y de otras naciones europeas.

     Algunos articulistas hablan en sus valoraciones de la similitud entre el ámbito político y el deportivo. Almudena Grandes opina en su columna de El País que ahora es todo más simple que hace unas décadas, que se han perdido los matices ideológicos, que las campañas electorales se parecen cada vez más a la Liga de Fútbol, en la que suelen dominar claramente dos grandes equipos y los demás se convierten en comparsas, en meros sucedáneos. La escritora afirma con toda la razón del mundo que el bipartidismo empobrece la democracia. Podríamos preguntarnos en ocasiones por qué votamos a tal partido y para qué le votamos.

      Se ha hablado mucho durante estos días del llamado voto útil. También se seguirá hablando del voto de castigo. Se podría decir que una parte considerable de ciudadanos no han votado a tal líder porque les haya convencido o porque sus ideas coincidan con sus aspiraciones. Lo han votado para evitar que triunfe el contrario. Esto mismo suele ocurrir en el ámbito deportivo. A veces animamos a un equipo no porque juegue muy bien o porque queremos que triunfe el espectáculo. Le animamos para que fracase el contrario, para que lo anule y, a ser posible, para que lo humille. Afortunadamente en el ámbito político no se explicita tanto este deseo de revancha o de humillación. Pero hay que reconocer que, en el fondo, hay un poso de resentimiento que muchos ciudadanos no pueden evitar. Luego se preguntarán si han acertado con su decisión. Y en ese momento llegarán los matices: ni todo es blanco, ni todo es negro. Existe el gris. Y en política este criterio es fundamental. Por eso será bueno que haya pactos, acuerdos,... Para que los grandes partidos no acaben de devorar a los pequeños. Para que el equilibrio no se rompa. Para que triunfe la tolerancia, la flexibilidad y el diálogo por encima de los radicalismos, fanatismos o las actitudes descalificadoras.

 

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