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josemarco

SE CONSUMÓ EL DESCENSO

SE CONSUMÓ EL DESCENSO

     Para los aficionados al Real Zaragoza ha sido una tarde gris. Hasta el tiempo otoñal parecía anunciar como un presagio la crónica de un descenso anunciado. Nadie quería que el Zaragoza descendiera, pero pocos pensábamos en el milagro de última hora. A los jugadores del Real Zaragoza les ha ocurrido lo mismo que a los malos estudiantes. Han dejado todos los deberes para el final y, como es lógico, no se pueden corregir en una tarde los errores de nueve meses. Errores evidentes, llamativos, repetidos. Errores a la hora de fichar. Errores a la hora de confeccionar la plantilla. Errores a la hora de menospreciar a jugadores de la cantera que están triunfando en otros equipos.

     Y ahora, ¿qué? Eso es lo que se preguntan los aficionados, esa sufrida y fiel afición que ha apoyado a sus jugadores hasta el último momento. Ahora comienza el tiempo de la reflexión, de la autocrítica, de la rectificación y - ¡cómo no! - de los ceses, dimisiones y despidos.

     Recuerdo la noche de la Recopa. Ese glorioso 10 de mayo de 1995. Javier tenía tres meses. Se lo cuento con frecuencia. A veces, no se lo acaba de creer. A sus trece años recién cumplidos ha vivido ya ¡dos descensos del único equipo de su vida! Algo similar les debe ocurrir a los aficionados más jóvenes. Javier piensa ya para el año que viene en el CAI de baloncesto, en el CAI de balonmano, en el Huesca, en el Teruel, en los equipos del San José. Y quiere olvidarse, al menos de momento, de los figurines millonarios del primer equipo de fútbol de Aragón. Y piensa que hay que empezar de cero, desde abajo, con la cantera como estandarte y algún refuerzo más. Preferentemente españoles o europeos. Y que sientan los colores. Y que no se incorporen bajos de forma. Y que no estén pensando sólo en su promoción personal y profesional.

     No sé lo que ocurrirá durante la próxima temporada. Lo que está claro es que hoy es una noche triste, muy triste, para los aficionados del Real Zaragoza. Lo que está claro es que no se han hecho bien las cosas desde el principio. Que no es tiempo de lamentaciones. Que se veía venir. Pero, eso sí,  mañana volverá a salir el sol para todos.

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