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josemarco

AL FILO DEL OTOÑO

AL FILO DEL OTOÑO

     Otoño suave a orillas del Guadalope. Otoño dulce y silencioso. La nueva estación se manifiesta con amaneceres transparentes, con mediodías rotundos, con crepúsculos humildes.

     Otoño verdeamarillo en la ribera del río La Val. Los chopos orlan su trazado sinuoso y las huertas se perfilan a lo lejos con su cortejo de frutos, con sus sabores y olores inconfundibles.

     Al filo del otoño el paisaje de va vistiendo de ocre, de azafrán, de amarillo intenso, de verde mate, de delicado tono amarronado. El contraste es evidente: perales cargados de frutos y manzanos huérfanos, desolados. Las pocas parcelas cultivadas se alternan con trozos yermos, invadidos por las zarzas, casi abandonados.

     Otoño silencioso en Aliaga. Otoño de claroscuros en el valle. Otoño de contraluces en la sierra estremecida. Un pastor contempla su pequeño hatajo desde un pequeño cerro. Mientras observa a las ovejas, sueña y suspira. Pronto se acortarán los días. Y las noches teñirán de sombra el horizonte de los sueños. Mientras tanto, el mediodía luminoso de este final de septiembre parece un simulacro de un verano más. Es la rueda del tiempo. Inevitable, fugaz, casi inefable.

1 comentario

Luis Antonio -

Bella descripción del otoño en Aliaga. Me ha encantado, José Mª.