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josemarco

SIGÜENZA, CIUDAD MEDIEVAL

SIGÜENZA, CIUDAD MEDIEVAL

     Hace ya tiempo que quería acercarme a esta ciudad castellana, que conserva todavía un auténtico sabor medieval. Sigüenza está asentada en una pequeña colina, a orillas el río Henares - que nace en su término municipal - y coronada por un majestuoso castillo, transformado actualmente en Parador Nacional. Pero Sigüenza nos ofrece mucho más: sus callejuelas empinadas reservan al viajero una sorpresa en cada recodo, sus establecimientos conservan un auténtico sabor tradicional y nos reconcilian con la artesanía más primigenia, sus restaurantes nos ofrecen una grastronomía variada, a caballo entre lo más clásico y lo más imaginativo. Cada vez que regreso a Sigüenza, descubro nuevas fisonomías en sus edificios más emblemáticos: la majestuosa catedral, con dos torres que la convierten en fortaleza, invita a la contemplación reposada y muestra - eso sí - un progresivo deterioro en ese frontis entre el románico y el gótico; la Plaza Mayor se renueva año tras año, sin perder su aliento renacentista; la ermita del Humilladero, mudo testigo de tantos peregrinos, de tantas procesiones, de tantos acontecimientos sociales y religiosos es un retazo de arte e historia.

     Mi última visita en Sigüenza, antes de regresar a Zaragoza, es al hostal y restaurante "El Doncel". Enrique y Eduardo - este último cursó sus estudios de Hostelería en el Instituto de Miralbueno -, han restaurado un edificio antiguo y han creado un ambiente acogedor. Sus platos son para comensales con buen paladar, sus postres son exquisitos y su atención y servicio merecen todos los elogios. Charlamos un poco con Eduardo - flamante maître o jefe de sala - y recordamos sus tiempos de estudiante en Miralbueno. Me habla de sus inquietudes de cara al futuro. Se advierte en su mirada un espíritu vocacional. Realiza su trabajo con mimo y dedicación. Y quiere formar a futuros alumnos en el saber hacer hostelero y gastronómico. Porque Sigüenza vive del turismo. Y la hostelería es uno de sus pilares. En estos tiempos de crisis se agradece ese entusiasmo juvenil y ese espíritu emprendedor.

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