Blogia
josemarco

OLOR A PRIMAVERA

OLOR A PRIMAVERA

     Me alejo unos kilómetros de Zaragoza. Utilizo para ello la bicicleta de montaña, que ha dormido en el trastero durante este largo invierno. Después de una leve lluvia matinal, el campo huele a primavera, los primeros frutales - almendros y melocotoneros - comienzan a florecer, y los chopos muestran sin recato las yemas que albergan las futuras hojas. Falta ya muy poco para que termine el invierno. Ya ha quedado atrás febrero, ese mes caprichoso y cambiante, carnavalesco y paradójico. Marzo se presenta con otra cara, con otras perspectivas, con otros horizontes.

     Hace varios meses que no montaba en bicicleta. Lo notan mis piernas, lo notan mis pulmones. Mientras regreso por el tercer cinturón, un grupo de corredores se encamina en dirección contraria, hacia el barrio de San José. Me dicen que están celebrando el centenario de La Salle en España. Y es que el deporte cada día gana más adeptos de todas las edades. Al ejercicio físico no le afecta la crisis. Además, es una buena medicina para superar el estrés y la ansiedad. Es bueno practicar cualquier deporte, aunque sólo sea una vez a la semana. El sol de marzo invita a salir al campo, o a acercarse a la montaña, o a pasear por la ciudad.

     Mientras tanto, en el centro de Zaragoza se celebra el bicentenario de los Sitios. Una batalla simbólica para recordar un fracaso, una derrota, una tragedia. ¿Sirve para algo rememorar estos eventos? ¿Vale la pena quemar kilos de póvora para recordar unas jornadas sangrientas para la ciudad? Tengo mis dudas. Eso sí, la gente se divierte. Y la prensa habla de hermanamiento, de regreso al pasado, de acto lúdico. Todo es respetable. Y, como es habitual, hay opiniones para todos los gustos. En el fondo, es mejor potenciar lo festivo que regodearse en polémicas inútiles, como la de la famosa calle dedicada al fundador del Opus, el eterno proyecto de Gran Scala o la expansión urbanística de la ciudad del Ebro.

0 comentarios