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josemarco

EL PODER DE LA PALABRA (II)

EL PODER DE LA PALABRA (II)

     Me he reencontrado esta tarde en el lugar más insospechado con unos discos de vinilo que llenaron muchas de mis momentos de ocio durante los años ochenta: Aute, Labordeta, Sabina, Loquillo, Juan Luis Guerra, Patxi Andión,... De entre ellos, he prestado especial atención al más antiguo y quizás a uno de los más poéticos. Son las 24 canciones breves de Luis Eduardo Aute. Este polifacético cantautor filipino compuso estos breves poemas en una época de efervescencia política en Europa - mayo del 68 en París - y de aislados intentos en España por salir poco a poco del pozo de la dictadura. Aute elige como un motivo recurrente la palabra. Porque el artista conoce la fuerza de la palabra y - en la línea de otros poetas comprometidos de la época - sabe que la palabra sincera, afilada, cargada de simbolismo, puede contribuir a cambiar el mundo.

     Por razones obvias, no he podido volver a oír estas canciones. Lo que sí conservo son sus letras. He seleccionado cuatro pequeños poemas para evocar una actitud comprometida y revivir la fuerza de la palabra. Además, he podido comprobar que, en este tórrido verano de incendios y olas de calor, la metáfora de la palabra cobra un relieve especial.

                    LA POESÍA ES PALABRA

                  La poesía es palabra

                 que vela despierta.

                  La poesía es palabra

                 que toma conciencia.

                  La poesía es palabra

                 que mueve a las piedras.

                  La poesía

                 es palabra que debe alumbrar.

                   PÁJAROS DE ALAS CORTADAS

                 Surcaban ayer sus plumas los aires

                 los pájaros de altivas alas,

                 poetas del trigo y del alma.

                 Sus alas de hoy no vuelan, no tañen,

                 hay voces que mandan cortarlas

                 por miedo a sus justas palabras.

                  De hastío se viste la cálida tarde

                 por voces que rezan y matan

                 pájaros de alas cortadas.

                      ÁRBOL

                  La vida que fluye en las ramas

               del árbol que tengo en el cuerpo,

               las hondas raíces del alma

               se pudren si está seco el huerto.

                    DE TANTO

               De tanto quemar las palabras,

             la voz se hace llama,

             el viento no apaga la hoguera,

             le ayuda a que crezca.

              De tanto matar la esperanza,

             la fe se hace espada,

             el cuerpo que arrastra cadenas,

             se arrecia con ellas.

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