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josemarco

DESAJUSTES COTIDIANOS

DESAJUSTES COTIDIANOS

     Hay días en los que a uno le gustaría escribir de novedades literarias, de logros culturales o de avances en la investigación. Pero, lamentablemente, el peso de los pequeños desajustes cotidianos puede más que la frescura de un relato o de una poesía preprimaveral.

    Hace tiempo que no escribo cartas a la prensa - las clásicas "cartas al director" - ¿para qué? Aunque me las solían publicar casi todas - algunas intencionadamente mutiladas - muy pocas lograban el objetivo propuesto: que se resolviera una situación anómala o, al menos, incómoda. Por eso he decidido mostrar mi pataleo en esta modesta bitácora y manifestar mi disconformidad con actos claramente arbitrarios e injustificados.

    Hoy podría hablar de la manifestación de ayer contra la prolongación de la edad de jubilación. Podría hablar de las interminables y polémicas obras del futuro tranvía, de los kamikazes que invaden las aceras con sus bicicletas, del recorte indiscriminado de las partidas dedicadas a la cultura, de las repetidas llamadas  a horas intempestivas de compañías de teléfono, de compañías de seguros o de entidades bancarias... Pero quiero comentar solamente lo que me ha ocurrido esta mañana en una entidad bancaria de la capital aragonesa. He acudido a hacer una transferencia interna de una cuenta a otra del mismo banco y cuál ha sido mi sorpresa cuando me han cobrado como comisión ¡un dos por ciento! de la cantidad ingresada. Menos mal que me he dado cuenta cuando ya no estaba en la sucursal. Si no, no sé cómo habría reaccionado. ¿Será también un efecto colateral de la tan cacareada crisis?

     Y es que la mayoría de las entidades bancarias - por no decir todas - se aprovechan del modesto ahorrador para sangrarle por donde pueden y cobrarle hasta por decir buenos días. Saben que tienen la sartén por el mango y actúan así, indiscriminadamente. Más les valdría cuidar mejor al cliente. Porque, al parecer, nos van a obligar a guardar el dinero debajo del colchón, como se hacía antaño. O a dilapidarlo de inmediato. Eso sí, los expertos en economía de este país aconsejan el ahorro a largo plazo por lo que pueda pasar. Pero, ¿cómo vamos a ahorrar si por una pequeña cuenta corriente te cobran anualmente comisiones de mantenimiento tan injustas como ilógicas? Luego se atreven a emplear el eufemismo "desajustes cotidianos" y se quedan tan tranquilos.

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