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josemarco

UN MAESTRO REGENERACIONISTA

UN MAESTRO REGENERACIONISTA

     Cuando hablamos del regeneracionismo en España, pensamos en seguida en el político, jurista, economista e historiador oscense Joaquín Costa (1846-1911). Pero, además de Costa y otros regeneracionistas de la Generación del 98, hubo personajes anónimos que desde su modesto pero eficaz trabajo como maestros de una escuela rural mostraron su inquietud por reformar la enseñanza primaria y por dotar a los docentes de una dignidad que en aquella época estaba por los suelos.

     Esta reflexión surge de la lectura de un pequeño libro de excelente presentación, publicado por el Museo Pedagógico de Aragón y editado por el Departamento de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón. Se trata de una edición facsímil de las Memorias de un maestro de escuela escrito en 1886 por el profesor oscense Valero Almudévar. Estas memorias están dedicadas y dirigidas en forma epistolar al entonces presidente del gobierno de la Restauración, el político liberal don Práxedes Mateo Sagasta.

     El prólogo del libro - escrito por Víctor Juan y José Luis Melero - nos acerca a la figura de este maestro rural que permaneció seis años y medio en las escuelas de Castanesa, Luzás y Aniés, núcleos rurales perdidos del Alto Aragón. Leyendo estas memorias, podemos respirar con alivio los actuales docentes, a pesar de las dificultades de convivencia y los condicionamientos burocráticos. Nos recuerda Valero que las condiciones de vida de este colectivo profesional eran penosas, que el pueblo miraba a los maestros con cierta prevención originada en la ignorancia y en el fanatismo y que las condiciones de las escuelas eran tercermundistas. Este maestro vocacional, que llegó a pasar verdadera necesidad debido a los impagos del ayuntamiento, confiesa recordando su primera experiencia docente en Castanesa, con 21 años recién cumplidos: "Los niños iban descalzos, sucios y haraposos. La sala de clase era un cuartucho bajo, hediondo y húmedo, teniendo por entarimado la misma tierra, removida y preparada, como si se tratara de la labor y cultivo de un campo".

     Pero lo más importante de este libro es la intención regeneracionista del autor que, como su paisano Joaquín Costa, valoraba la escuela como llave para un futuro mejor. Así se dirige a don Mateo Sagasta: La enseñanza primaria, base firmísima, fundamento esencial de los conocimientos humanos, es una institución tan necesaria, tan noble, tan elevada, que a todos nos interesa en alto grado su mayor desarrollo, por ser la regeneradora de las costumbres de los pueblos, y la que los inclina a la práctica de las virtudes cívicas, a las cuales deben su grandeza, prosperidad y ventura.

   Han cambiado mucho los tiempos. Han pasado más de cien años desde que Valero Almudévar escribió estas palabras. Pero hay que alabar esta reedición, porque nos ayuda a reflexionar sobre el presente y el futuro de una profesión cada vez menos valorada por una sociedad consumista y materialista.

* La fotografía es del Museo Pedagógico de Aragón (ceince.espacioblog.com).

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