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josemarco

LA MEMORIA DE AGOSTO

LA MEMORIA DE AGOSTO

     Una fecha del mes de agosto de principios del siglo XXI, un episodio de amor laberíntico e intermitente, un buceo en la España del siglo XIX, un apasionante viaje en el tiempo, una novela sobre el azar, los sentimientos y esos instantes fugaces que se recuerdan para siempre.

     Lo que más me ha impresionado de La memoria de agosto, primera novela de la granadina Cristina Pérez Valverde (Loja, 1966) es su sorprendente originalidad. Una originalidad que no sólo se manifiesta en su estructura no lineal o en su deconstrucción del tiempo. Los sentimientos afloran línea tras línea. Unos sentimientos que van más allá de la relación entre Belén y César. El laberinto del amor se bifurca y va más allá del momento fugaz para hermanarse con el destino y bucear en las relaciones entre los antepasados. Una historia de espejos, de enigmas, sin resolver, de viajes apasionantes en el tiempo y el espacio.

    Pero la ópera prima de esta profesora de la universidad de Granada, ofrece además al lector retazos literarios, excelentes muestras del género epistolar y detalladas descripciones de Granada, La Coruña o Viena. Desde los poemas amorosos en francés hasta fragmentos de los sonetos de Shakespeare, la novela nos acerca a una narrativa intelectual, con guiños a la música, al cine y al arte.

     En La memoria de agosto los recuerdos se entrelazan con los sueños de futuro. Ese 11 de agosto de 2004, día de santa Clara volverá como un carrusel sentimental un año después. Todo ha cambiado, a pesar del afán por revivir el pasado. Lo único que no cambia es ese historia enigmática que aflora desde el fondo de un corazón que palpita a destiempo. Por eso las casualidades  extrañas y los azares recurrentes son las señas de identidad de esta novela.

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