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JOAQUÍN COSTA, EL GRAN DESCONOCIDO

JOAQUÍN COSTA, EL GRAN DESCONOCIDO

     Tengo entre mis manos la edición facsímil de la breve biografía de Joaquín Costa (Monzón, 1846 - Graus, 1911), escrita en 1918 por Pedro Martínez Baselga y recuperada par los lectores por la Institución "Fernando el Católico", con un jugoso prólogo del erudito Eloy Fernández Clemente.

     Precisamente hoy, 8 de febrero, se cumplen cien años del fallecimiento en Graus de este insigne aragonés, que está enterrado en el panteón de personas ilustres del cementerio zaragozano de Torrero. El título de este pequeño libro, ¿Quién fue Costa", surgió de la pregunta que un niño le hizo a Baselga al contemplar la estatua del economista, político y pensador en su panteón del cementerio. Esta misma pregunta me han planteado la mayoría de mis alumnos de secundaria cuando les he hablado un poco del "león de Graus". La mayoría ignoraban a este aragonés que, junto con Gracián, Goya, Buñuel, Sender e incluso Labordeta, podrían figurar entre los máximos representantes aragoneses tanto a nivel nacional como internacional.

     Lo que ocurre con Joaquín Costa es que no se leen sus obras, reservadas sólo para reducidos ámbitos universitarios. Por eso los jóvenes - y seguramente también los adultos - sólo recuerdan a Costa asociándolo a una calle céntrica o a un colegio o instituto de educación. Esa es la triste realidad, a fecha de hoy. No sé si los actos que comienzan hoy en Graus y que continuarán durante unos meses por Aragón y por alguna ciudad española contribuirán a que Costa deje de ser un desconocido. ¿Nos imaginamos a Goya sin contemplar sus cuadros? ¿O a Gracián sin leer El Criticón? ¿O a Buñuel sin ver sus películas? Pues eso está ocurriendo con la obra de Costa: casi no se edita, no se lee y está poco accesible en las blibliotecas públicas.

    Quiero plasmar unas líneas de la obra de Martínez Baselga como homenaje personal a este aragonés que, a pesar de todo, sigue perviviendo en el tiempo:

     "Costa no era un matón, ni un hombre de mal humor, ni siquiera un taciturno. Era un alma dolorida, porque su vida fue un calvario; tenía un corazón muy grande, sufriendo por todos sin dar importancia a sus propias penas; pero en sus conversaciones con sus íntimos, era chistoso y socarrón...Era muy amigo de los niños, para quienes siempre llevaba caramelos; gran defensor de las mujeres y, sobre todo, de las madres, y entre éstas de las que perdieron sus hijos en Cuba y Filipinas; defensor de pobres y de ricos, si éstos eran justos, y el hombre más afectivo y llorón que he conocido en mi vida".

. FOTOGRAFÍA: Monumento a Joaquín Costa en Zaragoza

1 comentario

muy bien -

grande, increible, estratosferico, brutAL, AMAZING, IMPACTANTE, INTRATABLE, MAQUINOTE, EL PUTO EN RESUMEN. grande jose tt