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josemarco

HASTA SIEMPRE, FÉLIX

HASTA SIEMPRE, FÉLIX

     Este otoño incipiente y caprichoso, este otoño amarillo se nos ha llevado prematuramente a uno de los agitadores culturales más importantes de la cultura aragonesa y de la cultura nacional. Félix Romeo, escritor, crítico y traductor, nacido en el zaragozano barrio de Las Fuentes, destacó desde muy joven por su precocidad lectora y por su audacia creativa. Y destacó también como persona. Una persona independiente, fiel a sus principios, amigo de sus amigos, de un gran corazón.

      Conocí a Félix en el instituto de Miralbueno a principio de los noventa. Acompañaba a Ramón Acín en uno de los actos del programa Invitación a la Lectura, que estaba dando sus primeros pasos y que, lamentablemente, ha desaparecido. Compartimos mesa en el restaurante del centro y en seguida me percaté de su talante intelectual, de su amplia formación literaria y de su madera de crítico. Luego volvimos a encontrarnos en presentaciones de libros, ferias del libro y otros encuentros literarios. También coincidía con él alguna tarde en el colegio Las Fuentes, mientras ejercía de tío con su sonrisa a flor de piel. La última vez que nos vimos fue el la librería Portadores de Sueños con motivo de la presentación de El final del amor, último libro de Marcos Giralt Torrente. Me saludó efusivamente y se interesó por mi labor docente y literaria.

      La noticia de su fallecimiento repentino me ha llegado como un mazazo. Y, aunque no es la primera vez que me estremece la presencia irracional de la muerte, su prematura desaparición me ha dejado helado como a tantos amigos, compañeros y admiradores. Tengo sus novelas en mi estantería. Y he vuelto a releer Amarillo, su última novela. Un relato de ausencia y de rebeldía ante la tragedia de lla muerte. Quiero expresar mi modesto homenaje a Félix en unos versos sentidos, sinceros y otoñales.

                                       Se nos van los amigos

                                      al filo de este otoño amarillento

                                      teñido de nostalgia.

                                       Se nos van los amigos

                                      y nos dejan la estela de sus sueños

                                      y el amor a la vida

                                      y el amor a los nuestros.

                                        Se nos van los amigos

                                      en medio de este otoño desolado,

                                      en medio del dolor y la tristeza

                                      y la herida cruel

                                      de la esperanza.

                                     

1 comentario

Joselu -

No lo conocí en su momento. Es inútil que pretenda saber mucho de él. Pero tras su desaparición he sentido deseos de saber de él. He rastreado y he encontrado tu blog que me orienta sobre qué podría leer. Tomo nota de tu referencia a Amarillo. Procuraré conseguirlo. Estos aragoneses del exilio a veces conocemos mal a los que siguen creando allí en la tierra. Un cordial saludo.