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josemarco

POR EL BARRIO DE CASABLANCA

POR EL BARRIO DE CASABLANCA

    Antes del inicio del encuentro de fútbol juvenil entre Marianistas y San José, inicio un paseo por la orilla del Canal Imperial de Aragón y me acerco al barrio de Casablanca. Este distrito zaragozano, situado al sur de la capital, tiene un nombre cuyo origen se remonta a finales del siglo XVIII cuando el ilustrado don Ramón Pignatelli decide construir el Canarl Imperial de Aragón desde Fontellas (Navarra)  hasta Fuentes de Ebro) Zaragoza. Un proyecto ambicioso y utópico que no sólo buscaba la ampliación eficaz de los regadíos, sino que intentaba además ser un medio de transporte de viajeros y de mercancías. Una de las paradas de esta magna obra era la Casa Blanca, de la que todavía se conserva un edificio de color blanco situado junto a una de las esclusas del canal.

     A pocos metros de este barrio y, vigilando cual centinela anónimo una de las salidas de la ciudad del Ebro, está la fuente de los Incrédulos - en la fotografía. esta fuente. Con el lema "para convencimiento de incrédulos y descanso de viajeros", Ramón Pignatelli quiso dejar para la posteridad un monumento en el que se recordase a las futuras generaciones cómo su proyecto del canal no era sólo un fruto de soñadores sino que se haría realidad.

     Es una lástima que este monumento esté un poco abandonado y a desmano.  Algunas asociaciones ciudadanas han intentado restaurarlo o, al menos, acondicionarlo. Sería un buen lugar de ocio, descanso y solaz para visitantes de la ciudad. Desde la fuente, contemplo en esta tarde otoñal las nuevas vías del tranvía que viene desde Valdespartera, el parque silencioso y solitario y unos patos grisáceos que surcan las aguas amarronadas de un canal, que es historia y testimonio de una época de ilustrados y utópicos.

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