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josemarco

ESPAÑOLIZAR

ESPAÑOLIZAR

     Nuestro Ministro de Educación desde hace diez meses, José Ignacio Wert, se ha empeñado en los últimos días en pasar a ser protagonista de portadas, contraportadas, tertulias, debates y encuentros oficiales. No sé si su intención es eclipsar a otros miembros del gobierno - incluido el guadianesco Rajoy - o ser coherente con su forma de ser y de actuar. Porque no es la primera vez que aparece en la primera línea de los medios con originales ocurrencias o sorprendentes declaraciones.

     Sus últimas declaraciones no tienen desperdicio. Es decir, merecen toda la reprobación del mundo, tanto de los que viven en Cataluña como los que residimos en las otras autonomías. Porque, ¿Qué entiende el señor Wert con eso de españolizar a los alumnos de los colegios catalanes? ¿A santo de qué se le ha ocurrido esto en este otoño convulso e incierto? Todo lo que ha conseguido con tan desafortunadas palabras es echar más leña al fuego y alentar todavía más los objetivos de los independentistas más radicales.

     No me gusta el verbo españolizar. Y me atraen muy poco esos verbos acabados en -izar. Suenan a algo artificial, postizo, hipostasiado. Sólo los uso de vez en cuando como ejemplos para mis clases de morfología. Prefiero los verbos terminados en -ficar. Son más constructivos, más eficaces. De entre ellos, me quedraría esta tarde con el verbo rectificar. ¡Qué pleno y redondo es este vocablo! Y qué poco lo utilizan nuestros políticos. Pero el señor Wert, a pesar de ser ministro del ramo, desconoce este verbo. Prefiere obviarlo. No sé si sabe que si no lo practica se quedará fuera del ámbito de los sabios. Pero tal vez le dé igual. No están los tiempos para exquisiteces académicas.

     Recuerdo de mis tiempos de estudiante de Literatura el uso peculiar del verbo europeizar por gran parte de los intelectuales de la llamada Generación del 14 y, especialmente, por el gran pensador Ortega y Gasset. Eran otros tiempos y otras circunstancias las que condicionaban la vida española del momento. Pero, ahora, ¿qué sentido tiene el vocablo españolizar? ¿Es que no son españoles - al menos, de momento, los alumnos que acuden a las aulas de los colegios de Cataluña? ¿Es que no pueden compaginar su propia cultura con la española? ¿Es que no pueden sumar en lugar de dividir, ampliar en lugar de estrechar? No sé si el ministro lo ve así. Pero lo que está claro es que, al menos en las formas, debería rectificar y dar un giro a sus desafortunadas palabras. Eso sí, si buscaba protagonismo, ya lo ha conseguido.

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