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josemarco

TRAGEDIA

TRAGEDIA

     Hay días en que un escalofrío te recorre todo el cuerpo y quedan en segundo plano el calor, los planes para el fin de semana o los paseos vespertinos en bicicleta. Hay fechas que van a quedar grabadas para siempre en el calendario del horror, en el casillero siniestro de las tragedias.

     A medida que pasan las horas, la tragedia se va agrandando. No sólo por el paulatino aumento de las víctimas mortales - que se acercan ya a 80 - sino por el eco del dolor que se va multiplicando entre familiares, amigos y personas más cercanas a las víctimas. Todos nos preguntamos cuál ha sido la causa de este sorprendente descarrilamiento en una línea muy reciente y adaptada para el AVE. Al parecer, el fallo humano es la hipótesis que más se baraja: un llamativo exceso de velocidad en una curva que desde ayer será considerada como maldita.

     Todos creíamos que el progreso iba a ser la panacea y se iba a convertir en un seguro de vida contra este tipo de siniestros. Pero, desgraciadamente, no ha sido así. Los vuelos supersónicos, las velocidades de crucero, los coches de última generación,...están diseñados para que una mano experta, prudente y responsable los maneje de la mejor manera posible. Y, al parecer, en este caso ha fallado alguno de esos tres requisitos.

      ¿Y ahora qué? Esa es la pregunta que nos hacemos todos desde la distancia. Porque la vida sigue. Y los trenes volverán a circular cada día por las vías de alta velocidad. Pero para muchos viajeros ya nada será igual. La fecha del 24 de julio de 2013 quedará grabada para siempre en sus mentes y en sus corazones. Y el mito del AVE como algo rápido y seguro habrá perdido un poco de su credibilidad.

     Porque, ¿hay algún medio de transporte seguro al cien por cien? Pienso que eso es imposible. Quedará siempre como una aspiración. Porque el progreso va asociado a la velocidad, al riesgo y a la mano del hombre o de la tecnología.

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