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josemarco

TARDE DE DOMINGO

TARDE DE DOMINGO

     Me dicen mis amigos y mis lectores que ahora me prodigo poco en mi blog. Que escrribo mucho menos. Y la verdad es que no es por falta de tiempo. Tal vez la inspiración no sea la misma o quizás ya se ha desvanecido la ilusión de los primeros años. También es cierto que esta página ha encontrado nuevos competidores como el ebook, el facebook o incluso el nuevo móvil inteligentes. De todos modos, siempre hay algo de lo que escribir, algo que compartir, algo que comunicar al filo de este crepúsculo dominical de un otoño disfrazado de serena primavera.

     He titulado así esta última entrada porque me ha venido a la mente la letra de una canción del dúo Amaral. En ella dibujan una tarde dominical tranquila, sosegada y un poco anodina. Me pregunto por qué las tardes de domingo suelen tener esta mala fama. ¿Por la cercanía del lunes? ¿Por el contraste con las vivencias de la noche del sábado? Seguramente hay de todo un poco.

     En estas tardes de domingo me gusta mirar hacia el futuro a muy corto plazo y prepararme mentalmente para la semana que está a punto de comenzar. Es bueno tener en la mente esbozos de ilusión y pequeños planes. Lo primero será el trabajo de docente, desde luego. Pero luego vendrán los pequeños eventos vespertinos, el fluir del día a día y los ratos dedicados a la lectura y a la creación literaria. Porque es bueno que al día le falten horas y que la mente siga despierta y activa. De otro modo se podría caer en pequeños bajones anímicos, algo que no recomiendo a nadie. Eso sí, ya se encargarán los agoreros de saturar la red de malas noticias, de recordarnos efemérides desagradables y de pintar de gris el futuro.

     De momento, aquí están estas líneas, escritas mientras contemplo cómo la noche va ganando terreno al día y cómo el domingo nos va diciendo adiós con un sabor agridulce y esperanzado.

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