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josemarco

HISTORIA DE MUJERES HABITADAS

HISTORIA DE MUJERES HABITADAS

    Ayer tuvo lugar en la librería zaragozana El Pequeño Teatro de los Libros el acto poético-musical de presentación del poemario Historia de mujeres habitadas de mi amigo y paisano Prudencio Herrera.  Fueron dos horas intensas, entrañables, preñadas de cultura. Plasmo aquí la presentación que con tanta ilusión preparé para los que no pudieron asistir a este evento.

UN VIAJE APASIONANTE DE LA MANO DE LA POESÍA

            “Confieso que he vivido por y para la Literatura. Ser profesor de Lengua Castellana y Literatura ha sido una de las experiencias más gozosas que he sentido en mi vida y que recomiendo a los jóvenes que desean ser felices”. Con estas palabras presenta el libro Prudencio Herrera, que nació en Aliaga (Teruel), que estudió Filología Hispánica en la Universidad Complutense y es Catedrático de Lengua y Literatura. Su pasión ha sido la Literatura e intenta difundirla entre sus alumnos por toda la geografía española.

      Historia de mujeres habitadas es el primero de una serie de poemas que verán la luz más adelante: Micropoemas de la lucidez y Mi primer amor y otros relatos. Tal como afirma Arturo González en un jugoso prólogo, la poesía de Prudencio es un arma cargada de verdades. Sus poemas aparecen desnudos de métricas, pero con una armonía interior sugerente, vital, estremecedora. En ellos el autor nos va desvelando su propia andadura vital. Porque Prudencio se hace eco de las preocupaciones del mundo que le rodea, de lo efímero del amor, de las heridas del desamor, de los viajes por la geografía europea, de la tierra que le vio nacer, de los entresijos del erotismo, de la cara oculta de la muerte y, sobre todo, de las historias íntimas de mujeres humilladas, olvidadas, vituperadas. Como afirma en su Poema de autor: “Son un trozo de mi vida, / un ramillete de palabras, / un trocito de mi tiempo, / un puñado de música; / lo que se siente en silencio, / lo que habita mi cerebro.”

     El libro empieza con unos sugerentes Micropoemas que son una reflexión sobre la poesía y la creación con ecos juanramonianos – “Te vestiste de poesía / en la piel asombrada de la noche” – un eco de las vivencias cotidianas surcadas por el amor – “El amor es un viaje / que conlleva equipaje y peaje” – la amistad, el desamor, la política, el paso inexorable del tiempo y ese sí a la vida plasmado en el poema Carpe diem, que evoca la dura lucha contra el cáncer.

      Este viaje apasionante continúa con Historias de chicas, del que quiero destacar La coleccionista de besos que son distintos según las estaciones del año y que expresan toda una gama de sentimientos: “Es cierto que los repetía  con generosidad / pero siempre se guardaba para ella / los más sencillos / los más tiernos, los más nuevos”. Estremecedor es el poema La casa de (Ana Frank) atrás, que nos sumerge en forma epistolar en el diario más íntimo de esta víctima de los nazis.

     Los Poemas de amor y los Poemas eróticos ahondan en los tópicos literarios más arraigados y revelan una descarnada sinceridad. Destacaría especialmente el poema Brindis nocturno  por su plasticidad, su ritmo envolvente y su entramado metafórico: “La risa se asomó al balcón de tus ojos / y en las quebradas de tu cuerpo / se encendieron mil hogueras”. Estas composiciones sirven de antesala a la parte que da título a la antología: Historias de mujeres. El autor se hace eco de los sentimientos de las mujeres que sufren malos tratos e injusticias y, siempre desde el punto de vista femenino, nos acerca a situaciones reales en poemas como Con la venia de su señoría, Cadenas para Ángela o Mujeres de arena, en el que critica el carácter discriminatorio del burka. Cercano, profundo, estremecedor es el poema Mujer valeriana en el que relata la historia trágica y vengativa de una mujer manipulada. Como contrapunto a los poemas de amor, cinco Poemas de desamor cargados de nostalgia y de una mirada esperanzada hacia el futuro. Así en La niebla del olvido hay un eco agridulce de la relación amorosa: “La niebla de tu olvido se hilvanó / de sombras, de tristeza, / de penumbra y de ausencia”.  

     Este viaje apasionante entre versos y rimas, entre palabras densas y sentimientos profundos da un quiebro para acercarnos a la realidad social más descarnada y cruel. En los Poemas sociales Prudencio rinde un homenaje a su padre y a todos los olvidados por la historia en Silencio histórico - ¡Qué silencio tan amargo sienten / aquellos que murieron dignamente! – se une el grito unánime en No a la guerra y evoca con rabia, con nostalgia y con un cariño inmenso por Aragón, la tierra que le vio nacer, sin olvidar a nuestro gran poeta y cantautor José Antonio Labordeta en uno de los poemas más logrados: No pongas tus sucias manos sobre Aragón. Su final es estremecedor: Aragón, despierta, / Teruel, protesta, / Aliaga no te mueras en la nada. Prudencio muestra también su preocupación por la situación actual del país en Marca Spain, se hace eco de la triste realidad del control total del ciudadano en Pasaporte, por favor y no olvida los desmanes e injusticias de tantas dictaduras en Vuelos de la muerte.

     El itinerario poético de Prudencio no puede esquivar la realidad más cruel y cotidiana: la muerte. Poemas sobre la muerte comienza con unos versos escalofriantes, que completó su hijo después de encontrarlos en un cajón. La personificación de la muerte,  a la que califica de canalla, esperpéntica, malvada, rastrera o rapaz nos remiten a los poetas medievales ente los que destaca una de las elegías del Arcipreste de Hita en el Libro de Buen Amor. Culmina esta parte con Muerte de una idea, cargado de sugerencias y emociones: “Se me murió una idea en el papel / y estoy de luto”.

      El viaje literario se enriquece también del viaje real. Porque Prudencio es un gran lector de la vida – como dice en la introducción -. Con Pasajeros al tren, poema con evidentes ecos machadianos inicia una andadura real y poética por ciudades como Marrakech – “Ciudad amurallada por el tiempo / doncella de rojiza tez…”, – Nueva York – “Como una amante lúbrica / te recibe y te envuelve / en su belleza”, León – “Capricho de luz diurna / y dama engalanada nocturna” y Estambul – “Medusa invertida en sana indiferencia: / serenidad, silencio, sombras…”.

     Cercanos, íntimos, cálidos y sugerentes son los Poemas familiares. En ellos vuelca Prudencio lo más profundo de su itinerario vital, un viaje apasionante con los suyos. El poema Mírame a los ojos, hijo mío expresa los deseos de un padre que quiere dejar una savia vital y fecunda. En Cuaderno azul sueña con la herencia que deja para los suyos un buen escritor. Otros poemas como Mayoría de edad: son sólo dieciocho – “Disfruta lo que puedas / y bébete la vida sorbo a sorbo” – o ¡Feliz cumpleaños, mi amor! nos reconcilian con el presente y con los aleteos cotidianos de felicidad.

     No podían faltar en esta variada y rica antología los Poemas didácticos. Como docente, igual que José Antonio Labordeta y tantos y tantos poetas, Prudencio reflexiona sobre su tarea en el aula en Verbos en primera conjugación – “Pasé mi vida / enseñando a pensar, / a soñar / a volar…” y reivindica de una manera directa y crítica en  El lapicero verde la importancia de la educación en el momento actual, tan amenazada desde esferas políticas e ideológicas: “¿Qué les pasa a los maestros de ahora que están serios? / Enferman de tristeza entre las cuatro paredes… / Los quieren mudos, desnudos…/ Es tiempo de silencio, de sumisión,…” Cuatro Poemas de autor completan este poemario. En Un día extraordinario nos invita a disfrutar del latido de lo cotidiano – “Es de sabios el convertir / lo ordinario en lo sublime”. En Lugares no tan comunes subyace un trasfondo existencialista – “¿Quién soy yo? / ¿Quién fui yo?” –. Hay una decidida declaración de principios en Si de sinceridad se trata y un canto a la soledad en el breve e incisivo poema final: “Si me llaman, digan que he salido; / que quiero encontrar la soledad / y vivir en ella por un tiempo”.

     En el epílogo con el que concluye este viaje apasionante, Prudencio reflexiona sobre la dificultad de escribir poesía, busca unas recetas adecuadas e invita a los lectores y aprendices de poetas a mirar con atención y curiosidad al escaparate de la vida. Allí encontrarán materia prima para escribir. Un reto y una tarea terapéutica y placentera.

 

 

 

 

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