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josemarco

PÍO BAROJA

PÍO BAROJA

            El escritor vasco Pío Baroja fue considerado hace dos décadas como uno de los novelistas más importantes del siglo XX. Pero me da la impresión de que ahora su figura está pasando inadvertida no sólo al gran público sino incluso a los especialistas. Y lo que más me sorprende es que en el cincuentenario de su muerte sólo algún breve apunte de los medios de comunicación nos ha recordado la figura de uno de los puntales de la cada vez más olvidada Generación del 98. ¿Qué homenaje podemos ofrecerle a este escritor inquieto, rebelde e inconformista? Es evidente que el mejor acercamiento a la figura de Baroja es la lectura o relectura de algunas de sus obras.        

    No tuve oportunidad de conocer a don Pío mediante la lectura de sus novelas hasta mis años de universidad. En tiempos del franquismo estaba prohibido o, al menos, marginado. Sólo se publicaban relatos “blandos” como Las inquietudes de Shanti Andía o Zalacaín el aventurero. Pero lo mejor del escritor de San Sebastián siguen siendo sus novelas Camino de perfección y El árbol de la ciencia, sin olvidar su famosa trilogía La lucha por la vida. Siempre me ha atraído la prosa ágil, espontánea y fluida de Baroja, aunque sus ideas sean en ocasiones discutibles. Sin embargo, su profundidad filosófica, su retrato de la sociedad de la época – recordemos La busca – y su acierto en la creación de personajes secundarios dejaron huella en novelistas posteriores como Camilo José Cela.    

      Mi modesto homenaje va a ser la lectura durante estos días de noviembre de tres obras poco conocidas del autor vasco: las novelas La ciudad de la niebla y El laberinto de las sirenas y la selección de artículos publicada por la editorial Caro Raggio con el título El tablado del arlequín. En esta antología crítica hay artículos que no tienen desperdicio, como el titulado La tumba de Larra o el sorprendentemente actual Democracia y mala educación. Crítico, mordaz, iconoclasta, como su admirado Mariano José de Larra, plantea problemas que siguen vigentes casi un siglo después.

2 comentarios

inde -

Ah, se me olvidaba! Ya me tienes liada con Baroja. Gracias por la recomendación...

inde -

Hola: me parece más acertado contestar aquí al comentario que has dejado en mi blog. Lo primero, gracias por la visita. Lo segundo, me ha sorprendido que me comentaras lo de enlazarte desde mi blog porque yo habría jurado que ya lo había hecho; y no, ciertamente no estabas... Lo que ocurre es que te tengo en "Favoritos". Bueno, ya está subsanado el tema: enlazado quedas. Y yo, insisto, agradecida por tu visita.
Para enlazar texto lo que tienes que hacer en primer lugar es seleccionar, en el post que estés escribiendo, las palabras donde quieras que se marque el enlace. Entonces se te activa el botoncillo de enlazar, en las opciones que tienes arriba. Es decir: si escribes "lo he visto en esta página web", seleccionas las palabras "esta página web", tocas el botón de enlazar (el que figura una cadena) y se abre un cuadro de diálogo donde tienes que poner la dirección de la página que vayas a enlazar.
Sorry si he sido demasiado prolija con la explicación: ¡recuerda que yo no soy maestra! ;)
Un abrazo.