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josemarco

EL ASOMBRO, PRINCIPIO DE SABIDURÍA

EL ASOMBRO, PRINCIPIO DE SABIDURÍA

   Una breve visita al Instituto  de Educación Secundaria "Goya" de Zaragoza me ha ofrecido la oportunidad de contemplar una exposición itinerante sobre la figura de Santiago Ramón y Cajal, científico universal, que se afincó desde pequeño en Aragón y que mostró su precocidad por el dibujo y por la literatura, antes de convertirse en un excelente investigador en el campo de la histología.

   Quizás esta última faceta es la más conocida del premio Nobel español. Sin embargo, hay que reconocer sus cualidades como prosista, e incluso como poeta. La celebración del centenario de la obtención de este valioso y merecido galardón abre las puertas al gran público para que conozca también su obra literaria. Una muestra elocuente de su saber hacer como escritor es el libro autobiográfico Mi infancia y juventud, que redactó en 1917, en plena Primera Guerra Mundial y en plena expansión de la revolución industrial en España. En esta breve obra - primera parte de sus Memorias - don Ramón evoca el pasado y recuerda con nostalgia sus emociones de niño, cuando contempló las primeras locomotoras de vapor, que triunfaron gracias al escocés Watt - pionero de la revolución industrial - y a su discípulo Stephenson. En estas páginas hace gala de un estilo cuidado, de herencia modernista y de filiación noventayochista. Plasmo un breve párrafo como botón de muestra y como homenaje a este personaje inquieto y polifacético:

   "Delante de mí, avanzaba imponente y amenazadora, cierta mole negra, disforme, compuesta de bielas, palancas, engranajes, ruedas y cilindros. Semejaba a un animal apocalíptico, especie de ballena colosal forjada con metal y carbón. Sus pulmones de titán despedían fuego; sus costados proyectaban chorros de agua hirviendo; en su estómago pantagruélico ardían montañas de hulla; en fin, los poderosos resoplidos y estridores del monstruo sacudían mis nervios y aturdían mi oído. (...) Más adelante, libre de emociones deprimentes, admiré la creación de Watt y Stephenson, y percibí toda su enorme trascendencia social".

1 comentario

ana a. -

Hermoso texto. Este hombre llegaba a todo. Saludos.