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josemarco

CHARLAS DE CAFÉ (I)

     La lectura detenida y pausada de la ensayo Charlas de café, que Ramón y Cajal publicó en 1921 y que tuvo mucho éxito y numerosas reediciones, suscita mi reflexión sobre diversos temas, que quiero plasmar en varias páginas como homenaje al científico aragonés en el centenario de la obtención del Nobel de Medicina.

     Espigo algunas reflexiones de don Santiago sobre la amistad, en la línea de los filósofos griegos, de Gracián y de Quevedo:

          - El cultivo de la amistad pide mucho tiempo, solicitud y esmero. Uno o dos buenos e íntimos amigos los tiene cualquiera; cuatro o seis,  pocas personas; una docena, nadie. Sin embargo, todos debemos aspirar, ya que no a la simpatía y al afecto, al respeto y consideración de la mayoría de nuestros conocidos y compañeros.

          - El odio puede ser desarmado por el amor, y acaba por olvidar; mas la envidia sólo cesa ante la muerte; y, a menudo, ni al borde del sepulcro se detiene.

          - Nos quejamos de los amigos, porque exigimos de ellos más de lo que pueden dar.

          - No es tu amigo el personaje que te escribe mediante amanuense, o quien, al acordarte una entrevista, se despacha con vulgaridades y lugares comunes. En cambio, te estima quien, al platicar contigo, forja alguna frase feliz, expresa alguna observación oportuna o te gratifica con un buen consejo.

          - La jovialidad de los amigos constituye el mejor antídoto contra los desengaños del mundo y las fatigas del trabajo. Invirtiendo el viejo refrán, deberíamos decir: "quien bien te quiera te hará reír".

 

 

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