Blogia
josemarco

UN SUEÑO HECHO REALIDAD

UN SUEÑO HECHO REALIDAD

     Si  alguien nos hubieran dicho a los jóvenes estudiantes que nos desplazábamos de Barcelona a Madrid una vez al año para realizar alguna gestión o para presentarnos a alguna prueba oficial, a principios de los años setenta, que la capital de España estaría comunicada por un tren de alta velocidad que tardaría sólo poco más de dos horas y media para realizar este recorrido de 659 kilómetros, le hubiéramos calificado de quijotesco, soñador o visionario. Hoy, treinta y cinco años después, ese sueño se ha hecho feliz realidad. Porque no deja de ser un avance y una ventaja del progreso poder viajar con comodidad, sin el inevitable miedo a volar del avión y en un tiempo récord desde Barcelona a Zaragoza o a Madrid o a Málaga o a Sevilla.

      El AVE ya no es un proyecto de futuro. El AVE ya puede competir con algunos trayectos realizados con el avión. El AVE ya ha llegado a su madurez. De todos modos, el camino de este medio de transporte eficaz, rápido y competitivo no ha hecho más que comenzar. Habrá que analizar y estudiar - para eso están los amantes de las estadísticas - qué tipo de viajeros lo usan, con qué frecuencia y con qué finalidad. Habrá que multiplicar las ofertas y crear bonos especiales para los que lo utilizan habitualmente, habrá que agilizar y aplicar con realismo las ofertas de billetes vía internet. Porque da la sensación - al menos eso es lo que se desprende de los medios de comunicación - que los trenes de alta velocidad sólo están reservados para un tipo de viajero con un nivel adquisitivo alto o muy alto. Al parecer, dados los precios de cada trayecto, sólo unos pocos podrán acceder a este tipo de transporte. Los demás quizás se puedan permitir una vez al año - o una vez en la vida - el capricho de viajar en el AVE para experimentar sus bondades y poder contárselo a sus amigos.

      ¿Llegará el AVE al ciudadano medio? La pregunta, hoy por hoy, queda en el aire. Quizás tengan que pasar unos años - o tal vez alguna década - para poder hablar de un AVE popular, democrático y asequible a todos los bolsillos. Mientras tanto, habrá que esperar. Nos queda el coche o el autobús. Menos es nada. Lástima que las carreteras dejen todavía mucho que desear y que los coches no puedan alcanzar velocidades de ensueño. Competir con el AVE por autopista o autovía sería un caos. Y una bofetada al código de la circulación y a la propia seguridad de los viajeros. 

0 comentarios