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josemarco

CALENDARIO ESCOLAR POLÉMICO

CALENDARIO ESCOLAR POLÉMICO

   Año tras año, cuando llegan estas fechas de Semana Santa y Pascua, se reabre la polémica sobre las vacaciones escolares que corresponderían al final del segundo trimestre o de la segunda evaluación. A nadie se le oculta que este año la Semana Santa ha coincidido en fechas claramente inoportunas y, debido al capricho del calendario eclesial y a otros intereses económicos y sociales, hemos vivido unos días de asueto a destiempo. Esto en nada ha favorecido la programación didáctica de los centros escolares y una distribución racional de los días lectivos. A nadie se le oculta que, a fecha de hoy - 26 de marzo -, casi todos los años nos encontrábamos terminando el segundo trimestre y valorando las notas de la segunda evaluación. Pero la administración educativa optó, hace cuatro años, por un decisión aparentemente salomónica, que no ha contentado ni a los padres ni a  los docentes. Se da incluso la paradoja de que las vacaciones de la Universidad no coinciden con las de los colegios e institutos. ¿Qué ocurre en las familias que tienen hijos estudiando en ambos niveles educativos? Nos lo podemos imaginar...

     Lo curioso del asunto es que, después de adaptar las vacaciones de Semana Santa a las del resto de los trabajadores, con evidente perjuicio a los intereses de los docentes, algunos padres todavía se quejan. Les gustaría que los centros educativos sólo cerraran del Jueves Santo al Domingo de Pascua. Es decir, consiguieron cambiar estas fechas y aún quieren más. No se dan cuenta de la necesidad de estos periodos vacacionales para sus hijos y anteponen sus intereses al de los propios alumnos. Es verdad que no es fácil conciliar la vida laboral con la familiar. Pero, ¿saben que muchos trabajadores tienen las mismas vacaciones o más que los docentes en Navidad o en Semana Santa? Sorprende que un medio de comunicación regional haga una encuesta al respecto. La respuesta es evidente: menos vacaciones para los estudiantes. ¡Qué fácil es ver los toros desde la barrera¡ ¡Qué sencillo es opinar desde fuera, sin conocer con detalle la verdadera situación!

    Y uno se pregunta, ¿no sería mejor dejar la Semana Santa como un simple puente - igual que el puente de la Inmaculada - y fijar el calendario de finales de cada trimestre independientemente de unas fechas cambiantes año tras año? Pero, ya se sabe, lo mejor es casi siempre enemigo de lo bueno. La planificación pedagógica choca con la dura realidad. Los intereses de unos y de otros seguirían claramente enfrentados.  Por lo tanto, nos quedaremos como estamos. Y las quejas seguirán año tras año. Hasta que llegue el verano y se inicie una nueva polémica. A muchos les gustaría que sólo se descansara en agosto. Pero eso es harina de otro costal.

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