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josemarco

LA EDUCACIÓN, DESDE DENTRO

LA EDUCACIÓN, DESDE DENTRO

     La educación siempre ha sido un motivo de polémica, de controversia y un terreno abonado para la crítica más o menos objetiva. No sólo opinan de la educacíón los propios educadores - que son los que, en teoría, mejor conocen el tema - sino que se atreven a opinar del tema políticos de todos los rangos e ideologías, escritores, críticos, periodistas y ciudadanos de a pie. Algunos lo hacen con cautela, con coherencia y con un mínimo de sentido común; pero otros desenvainan la afilada espada de la crítica indiscriminada y arremeten con contundencia contra los protagonistas más directos de una tarea cada vez más difícil y más compleja.

     Una de las críticas más recientes es la que ha realizado el novelista, periodista y académico de la lengua Arturo Pérez Reverte (Cartagena, 1951). El escritor murciano, brillante narrador y agudo articulista, ataca sin mucho fundamento a los psicólogos y psicoterapeutas de los centros educativos tildándolos nada más ni nada menos que de Psicoterapeutos y de psicopedagilipollas. Todo ello a raíz de unas subvenciones de la Junta de Andalucía a los maestros con el fin de mejorar la educación de los alumnos de primaria. Hace muy bien Pérez Reverte en defender el fomento de la lectura en las aulas y en recabar un cultivo de esta actividad en todas las materias y niveles; pero se extralimita, en mi modesta opinión, cuando culpa a los orientadores de esta deficiencia curricular y cuando menosprecia a los Servicios de Orientación, que desempeñan cada vez más un papel casi insustituible en los colegios e institutos.

     Pérez Reverte es un escritor original. Conoce muy bien el idioma y maneja a la perfección todos los registros. Pero, en ocasiones, le fallan las formas. Y es que se puede ser original sin generalizar a partir de un anecdotario más o menos gracioso; se puede ser original sin recurrir a expresiones malsonantes y fuera de lugar - los nuevos planes de la puta que te parió; los infames maestros; tanto delincuente psicopedagógico - ; se puede ser original sin proferir insultos e improperios a diestra y siniestra. Siempre he admirado al escritor de Cartagena como novelista - El maestro de esgrima; La tabla de Falndes; El club Dumas; La piel del tambor... - pero como articulista me convence cada vez menos. No tanto por lo que dice (casi siempre con razón) sino por cómo lo dice y cómo profiere en ocasiones, afirmaciones gratuitas. Y es que la educación es un tema tan complejo que exige opiniones más cautelosas y con más conocimiento de causa. Es decir, desde dentro.

 

2 comentarios

Javier López Clemente -

EStoy contigo. Creo que a Reverte se le ha terminado el personaje que escribe esos artículos, yo lo he dejado de leer porque empezaba a interesarme más por cuando venía el primer ladrillazo, antes que por la temática del artículo: Renovarse o morir.

Salu2 Córneos.

Antonio -

Leí el texto de Reverte durante una semana bastante "convulsa", sin embargo comparto tu opinión: No se puede ni debe generalizar y no es necesario insultar para discrepar.
Abrazos!