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josemarco

MONTAÑA RUSA

MONTAÑA RUSA

     La vida es como una montaña rusa. Con sus vaivenes, con sus bandazos violentos,  con sus torbellinos,  con sus inesperados toboganes,  con sus imposibles rampas,  con sus frenazos en seco. Después de la tempestad, viene la calma. Después de un lunes negro puede llegar un martes apacible o un miércoles esperanzador. Dicen que en estas ocasiones hay que saber esperar. El que más aguanta, es el que vence. Aunque a veces nos parezca todo demasiado contradictorio y paradójico.

     Hoy las bolsas de todo el mundo se han dado otro batacazo. Y me imagino que no será el último. La economía mundial está convulsionada. Y los pobres ahorradores ya no sabemos por dónde escapar. Se habla de la vuelta al trueque tradicional, del regreso al dinero oculto bajo el colchón o la baldosa. Se habla del final del capitalismo, de un crack en toda regla, como el de 1929. Pero, mientras tanto, el ciudadano de a pie prefiere dar la espalda y mirar hacia otro lado.

     Por fin la palabra crisis está de boca en boca. Lo que parecía un tabú, ahora se ha convertido en un eufemismo que parece  ocultar males tal vez más profundos. Un vocabulario casi olvidado resurge de nuevo: quiebra, hundimiento, rescate,... ¿Es el fin de la era de la opulencia y del despilfarro? ¿Es el inicio de unos años de vacas flacas? ¿Es el fracaso de un capitalismo mal entendido?

      De momento no se observa nada especial en la calle. La gente llena los restaurantes y las terrazas. Los establecimientos comerciales siguen estando de bote en bote. Tal vez el gusanillo de la crisis vaya por dentro, como esa gripe que se anuncia para mitad de octubre. Octubre es un mal mes para las bolsas. Y para la economía. Menos mal que en Zaragoza tenemos las fiestas del Pilar como un ansiado paréntesis. Un paréntesis ante la crisis. Un descanso provisional ante los vaivenes de la montaña rusa. Ya llegará el 14 de octubre. ¿Será otro martes negro?

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