Blogia
josemarco

RETAZOS DE OTOÑO (IV)

RETAZOS DE OTOÑO (IV)

     Cae la lluvia sobre Aliaga. Una lluvia dulce, apacible, regeneradora. Una lluvia escasa. Los chopos brillan a lo lejos con un amarillo alegre, esmaltado. Las laderas pedregosas de las montañas desprenden un color acerado, casi de plata. El otoño se sigue recreando en este valle con todo su esplendor.

     Hoy me acerco a uno de los huertos yermos de la partida del río de La Val. Observo los frutales y compruebo que tanto las peras como las manzanas se han quedado pequeñas. No se pueden pedir milagros. Si no tienen agua, ni abono, ni pesticidas, difícilmente pueden medrar en un entorno climático casi siempre hostil. A pesar de todo, este año parece que es un año de peras. Peras dulces, acarameladas, rugosas, diminutas.

     Quedan ya pocas horas para emprender mi regreso a Zaragoza. En mi mente se amontonan proyectos que han quedado pendientes. La semana será corta pero intensa. En la ciudad intentaré disfrutar del color del otoño de otra manera. No será el color amarillo del valle, ni el verde de los pinares, ni el pardo de los campos. Volveré al color gris del cemento y al amarronado del río Ebro. Es otro otoño distinto: de cemento y asfalto, de ruido y contaminación. Aunque, eso sí, la ciudad también tiene sus encantos. Lo importante es buscarlos y atesorarlos día a día.

0 comentarios