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josemarco

TREGUA OTOÑAL EN ALIAGA

TREGUA OTOÑAL EN ALIAGA

     Como si quisiera despedirse con un sabor dulce y apacible, el otoño nos ha brindado hoy una tregua para disfrutar del paisaje, del ambiente y de la soledad de este valle. La mañana se ha desperezado lentamente cegada por los labios de un sol casi insolente. La humedad del suelo, la alfombra amarillenta de las hojas y el verdor del césped orlan la ribera de los dos ríos que confluyen muy cerca del centro de la población.

     Aliaga vive en esta cercanía del invierno unos días de esperanza en su futuro. Aunque el visto bueno para que Neoelectra vuelva a reanudar su actividad es todavía provisional, todos pensamos que dentro de pocos días llegará el sí definitivo. En caso contrario, sería un duro golpe para este pintoresco pueblo, para la comarca de las Cuencas Mineras y para la provincia de Teruel.

     Anochece al filo de las seis de la tarde y un aleteo de vida recorre la calle mayor. Numeroros vecinos y visitantes han aprovechado este largo fin de semana para visitar su lugar de origen o compartir unas horas con los amigos. La calma predomina de todos modos al filo del crepúsculo. Desde el solanar observo los cielos cenicientos y las primeras estrellas. Hoy no se va a poder contemplar la luna. Eso sí, las siluetas de la porra y del castillo se siguen enseñoreando de un paisaje que me remite, una vez más, a los días más dorados de mi infancia. La melancolía va ganando terreno mientras las luces tenues se erigen en testigos silenciosos de una noche serena, apacible y otroñal.

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