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josemarco

EL HIJO PRÓDIGO

EL HIJO PRÓDIGO

     Cuando más falta hacía, acaba de volver a casa Ángel Lafita. Se marchó hace dos años olvidado, ninguneado, poco reconocido por los sabios técnicos del Real Zaragoza. Se marchó por la puerta de atrás - como tantos otros de la cantera - y ha vuelto por la puerta grande. El tiempo dirá si ha sido un acierto su regreso, si Marcelino va a contar con él, si va a dar la talla como la ha dado en el Deportivo de Lotina y Lendoiro, si va a ser aceptado y mimado por la afición, si no va a sufrir el síndrome "anticantera" que recorre desde hace años los vericuetos de esta sociedad anónima deportiva.

     Ha regresado Lafita en el último momento, cuando nadie lo esperaba, casi a contracorriente. Pero ha regresado - no se nos olvide el detalle - porque fracasaron otras negociaciones a finales de agosto para utilizarlo como moneda de cambio y venderlo a un club de los grandes para engordar las arcas casi vacías del Real Zaragoza. Hay que alegrarse de su regreso, pero hay que lamentar que - una vez más - no se hayan hecho las cosas bien. Por eso, de momento, seguirán los litigios y los contenciosos en los distintos tribunales. Es de desear que todo esto no afecte al jugador y que sepa ganarse el puesto en un equipo plagado de fichajes foráneos y de jugadores de medio pelo.

     ¿Cuánto durará el bueno de Ángel Lafita en las filas del Real Zaragoza? Si triunfa, le buscarán un destino donde sea y a costa de lo que sea - como a Zapater-. Si no triunfa, se volverá a marchar por esa puerta oscura por la que han desfilado jugadores como Soriano, Longás, Chus Herrero y otros de la cantera. Es la pura realidad. Es la ley del mercado. Es el poder del quevedesco caballero que era y sigue siendo don dinero. De momento, los aficionados al buen fútbol y los devotos de la cantera, disfrutaremos de su buen juego y comprobaremos cómo demuestra lo que ya tenía antes de marcharse y ha aquilatado durante su estancia en el equipo gallego.

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