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josemarco

TORMÓN, UN PARAÍSO EN TERUEL

TORMÓN, UN PARAÍSO EN TERUEL

        La semana pasada me desplacé desde Teruel hasta Tormón a visitar a unos amigos. No conocía esta zona del suroeste  turolense, que se reparte entre dos comarcas: la Comunidad de Teruel y la Sierra de Albarracín. La carretera atraviesa San Blas, deja atrás el cruce de Toril y el de Rubiales y se sumerge en un mar de verdor presidido por los pinares de Rodeno y por esas eminencias pedregosas ocres que dotan al paisaje de un no sé qué de originalidad y pintoresquismo.

      La carretera dibuja perfiles grisáceos y zigzaguea de continuo. Es una ruta para el viajero apacible, para el visitante que es capaz de saborear el silencio de los bosques, la soledad de los valles, la belleza de un horizonte caprichoso y seductor.  Después de casi cuarenta kilómetros de ruta, desde una eminencia privilegiada, aparece Tormón, este pequeño pueblo de la provincia de Teruel surcado por el río Ebrón – émulo humilde del padre Ebro –, entre las sierras de Javalón y Peñarredonda, y presidido por una piedra enhiesta, el tormo que dio origen al nombre actual del pueblo.

      Recorrer las calles de Tormón, subir hasta la ermita de San Cristóbal, adentrarse en la umbría de las recoletas huertas, acercarse a la cascada del río Ebrón y saborear el silencio jugoso de sus calles empinadas tiene un encanto especial. Eso sin olvidar el talante hospitalario de sus vecinos, el empeño en fomentar el atractivo turístico de esta joya paisajística y las iniciativas que van surgiendo y que poco a poco se van llevando a la práctica como la reciente restauración del antiguo horno, transformado en pequeño centro cultural.

       La visita a Tormón me dejó un buen sabor de boca. Espero regresar pronto para conocer mejor su entorno. De momento, os dejo una fotografía del  pueblo desde la ermita de San Cristóbal y os invito a acercaros a visitarlo cualquier fin de semana.

     Quiero acabar con unas palabras del poeta Luis Cernuda refiriéndose a este bello rincón:  “El pueblo es verdaderamente bonito, con sus casas de piedra en pendiente, sus tejados bien conservados. Es un pueblo sobrio y montañés, un pueblo serrano y de acceso dificultoso”.

 

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