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josemarco

SIEMPRE SERÁ NAVIDAD

SIEMPRE SERÁ NAVIDAD

     Desde mi despacho de Zaragoza contemplo por la ventana un paisaje gris dominado por la niebla que se ha enseñoreado de la ciudad. Por lo que veo, van a ser unas navidades grises, opacas, anodinas. Pero, eso sí, como todo es según el cristal por el que se mira, la Navidad con mayúscula va a seguir siendo la misma: unas fechas que tocan más de cerca nuestros sentimientos y emociones, unos días en los que nos permitimos algún extra en alimentación y ocio, unas jornadas con la familia y con los amigos más cercanos.

     Pienso en este momento en la fría Navidad en Aliaga, superado ya el otoño y llegadas ya las primeras heladas. Las temperaturas nocturnas serán cada día más bajas, pero durante el día brillará un sol radiante que invitará a dar un paseo. Eso sí, bien abrigados y por las zonas más orientadas el sur. Atrás quedó el otoño y ese mes de noviembre del que algunos intentamos huir. Ahora, superado ya el solsticio de invierno, los días empezarán a alargarse tímidamente y la luz comenzará a vencer de nuevo a las tinieblas de la noche.

     Es el eterno ciclo de la vida. Por eso la Navidad marca un antes y un después. Es de esperar que estos días - sea la celebración religiosa o la laica - no nos cieguen en exceso y seamos capaces de mirar hacia el futuro con optimismo. Eso sí, no podremos olvidar a los seres queridos ausentes, enfermos o que se encuentren lejos. Porque el corazón tiene su ritmo y la mente viaja casi inconscientemente hacia ese mundo de los recuerdos y de la nostalgia.

    Sólo me queda desear a los que leáis estas líneas unos días muy felices y una buena entrada de año. Creo que a todos nos hace falta agrarrarnos como a un clavo a la esperanza y compartir la alegría auténtica.

(La fotografía de ALIAGA es una gentileza de mi amigo Juan Marqués)

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