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josemarco

REFORMAS EN LOS PUEBLOS

REFORMAS EN LOS PUEBLOS

     Hay bastante animación en los pueblos durante este largo puente del Primero de Mayo. Aunque no están acompañando las condiciones climatológicas, la gente viaja, se desplaza y, si puede, huye de la capital. Como tampoco son días muy propicios para disfrutar de las playas - ya llegará el verano - y se ha terminado la temporada de esquí, los que tienen una casa en los pueblos de la sierra turolense aprovechan para reunirse con las familias y para realizar pequeñas reformas en sus casas de cara al próximo verano.

     Estas reformas pueden ser de muchos tipos. No es lo mismo una restauración que una rehabilitación. No es lo mismo reformar respetando la estructura original que hacerlo sin dejar huella de lo antiguo o tradicional. De todos modos, el progreso exige que la segunda residencia sea cada vez más confortable. Ello supone, con frecuencia, la desaparición de algunas dependencias que han dejado de tener un uso práctico y que sólo son huellas sentimentales del pasado. Podemos comprobar que, poco a poco, han ido desapareciendo los clásicos solanares, las tradicionales falsas o los casi imprescindibles graneros. En su lugar se han construido cómodos áticos, originales salas de estar o modernos miradores. Se gana en comodidad, pero se pierde en tradición y en romanticismo. Muchas casas ya no son lo que eran, aunque siempre quedan algunas mansiones solariegas que, después de una meticulosa restauración, mantienen sus dependencias originales y constituyen un orgullo para sus dueños. La villa turolense de Rubielos de Mora es un ejemplo de ello. Hay casas de más de cien años perfectamente conservadas y dignas de admiración. El turista lo agradece y la población puede presentarlas como reclamo para los visitantes. Para ello se necesita lógicamente un gran presupuesto y quizás alguna ayuda oficial. Pero, al fin y al cabo, se logra lo que se pretende: compaginar lo tradicional con lo moderno, la historia con el progreso.

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