VERSOS DEL ALMA Y DE LA TIERRA
Tengo entre mis manos el primer poemario de la poeta aragonesa Marta Domínguez (Zaragoza, 1981). La autora compagina su labor docente en Sevilla con su colaboración den revistas y en diversos medios de comunicación. Forma parte de la antología de poetas aragoneses en 2005 y mantiene un blog de poesía y de prosa poética www.laflordegnido.blogspot.com
Historia transida y poesía renovada (Ediciones en Huida, Sevilla, 2012) reúne veinticuatro poemas preñados de lirismo, emoción y compromiso. Tal como afirma en el prólogo Jesús Soria, nos encontramos ante un "yo" lírico, "que se está reconociendo en su auténtica identidad de muerto en vida".
Marta bucea desde el principio en las contradicciones de un mundo caótico e incierto y camina como un funambulista por la cuerda floja del destino. Son veredas de sueños, travesías oscuras y desasosiegos cotidianos: Por evitar salir del paréntesis entre dos nadas / avanzo cada día diez nudos a mi muerte. Es un yo íntimo que queda atrapado por una engañosa tela de araña o aparece envuelto en una fría mortaja. Mediante un acertado e iconoclasta lenguaje surrealista, se identifica don una amapola mutilada, reflexiona sobre su labor creativa - Llega el baile de letras deslizantes / en la estrofa, / y reclamos extasiados / al final de la cesura - y se refugia en una misteriosa cotidianeidad - Y mientras, en mi Comala, / cotidiana dejadez consentida / veo desde el andén irse trenes / cargados de palabras / por el túnel de un metro / cálido y frío.
No olvida la poeta los ecos machadianos, ni los ecos oscuros de su ciudad natal - La ciudad que duerme y despierta / sorprendida por las cimas del Moncayo. También le desasosiegan las huellas de la guerra civil - La guerra nos cambió, trazó fronteras infranqueables / mientras los niños eternos de la canción no querían reírse - con un guiño al gran Miguel Labordeta. La vida, la muerte, la luna, la noche, el más allá...Todo ello aderezado de imágenes sorprendentes y de sensaciones oníricas dalinianas y buñuelescas.
De este jugoso ramillete de poemas, selecciono uno de los primeros que compuso Marta y que destaca por su sugerencia y sencillez.
Cae la lluvia
con su necesaria verticalidad
que azota
detrás de mi ventana.
Llueve, llueve...
Sobre el farol todo es mar
que cae en gotas
hasta el fango y cubre el suelo
donde se hunde el alma
en su oleaje.
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Maribel Hernández -