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josemarco

LA CONQUISTA DE LA DEMOCRACIA

LA CONQUISTA DE LA DEMOCRACIA

     Hoy, hace ya treinta y dos años, comenzó la esperada marcha atrás para la conquista de la democracia. Una conquista dura, difícil, conflictiva, con vaivenes y altibajos. Este progresivo reencuentro con las libertades perdidas, no fue obra solamente de un par de dirigentes - como afirmaba hace unos años la periodista Victoria Prego. Fue, sobre todo, una conquista del pueblo, fruto de la presión de la calle y del empeño constante de amplios sectores de la sociedad española, especialmente del colectivo obrero y del estudiantil.

    Hoy, hace ya treinta y dos años, un joven maestro en un colegio privado religioso de Barcelona, impartía clase a un grupo numeroso de alumnos de segundo de primaria. Ese veinte de diciembre nos sorprendió a todos la noticia de la muerte de Franco, a pesar de que era una muerte anunciada. Mis alumnos se alegraron porque ello suponía unos días de asueto. A sus siete años, no sabían aún quién era el Caudillo ni se imaginaban lo que iba a ocurrir después. A mis veintipocos años, tampoco me detuve a pensar lo que ocurriría semanas después. Me dirigí a las Ramblas, centro neurálgico de la Ciudad Condal, compré un periódico local y caminé por las calles más céntricas. La gente paseaba seria, preocupada, atenazada por la incertidumbre. Luego llegarían las manifestaciones, los gritos de amnistía y libertad, las consignas a favor del estatuto de automía. Serían dieciocho meses duros, largos, intensos. Hoy, esos niños de noviembre de 1975 tienen ya 39 años, los mismos que el príncipe de Asturias.

    Esa conquista de la democracia, ese final de la dictadura, no fue una tarea fácil. Ni mucho menos. El veterano político y escritor Nicolás Sartorius y el joven profesor de la Universidad de Zaragoza Alberto Sabio han publicado un libro - El final de la dictadura. La conquista de la democracia (Noviembre de 1975- Junio de 1977), editorial Temas de hoy - en el que aportan elementos muy útiles para entender adecuadamente el sustrato político, económico y social de esos dieciocho meses. Espigo una de las frases con la que los autores intentan sintetizar su visión y su valoración de los hechos: "la democracia española no fue una democracia otorgada, sino conquistada con evidente esfuerzo y abundante riesgo y sacrificio".

1 comentario

Luis Antonio -

Estoy de acuerdo, pero los que escriben la historia casi siempre ignoran el papel que desempeña el pueblo. Todo el mérito o demérito es de los gobernantes. Efectivamente, dicha presión popular generó tres consecuencias decisivas: el Rey provocó la dimisión de Arias Navarro –partidario de la continuidad de la dictadura bajo otros parámetros- para sustituirlo por Suárez; la oposición se agrupó en la llamada Platajunta y Suárez , mal llamado precursor del cambio, modificó su opinión al ver cómo la calle “apretaba las clavijas”. El gran mérito de Adolfo Suárez es que evolucionó y fue receptivo a las demandas sociales al legalizar el Partido Comunista antes de las elecciones y no después como tenía previsto.