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JUAN CRUZ EN LA ALJAFERÍA

JUAN CRUZ EN LA ALJAFERÍA

     En la sala Goya del Palacio de la Aljafería, actual sede de las Cortes de Aragón, ha tenido lugar esta tarde una nueva sesión del ciclo Conversaciones en la Aljafería. El invitado de hoy ha sido el escritor y periodista canario Juan Cruz (Puerto de la Cruz, Tenerife, 1948). Han acompañado al creador tinerfeño los escritores aragoneses Ramón Acín y Ana Alcolea. Juan Cruz ha culminado así una jornada que comenzaba en los institutos de Jaca y de Sabiñánigo con sendos encuentros con alumnos de secundaria, dentro del programa Invitación a la Lectura.

     Ramón Acín ha presentado a Juan Cruz y ha hecho hincapié en sus cualidades de excelente conversador y gran amigo de sus amigos. Ha recordado sus inicios en el periodismo y en la creación literaria y ha evocado alguna anécdota para referirse al sorprendente don de ubicuidad del periodista de Puerto de la Cruz. La conversación ha girado en torno a tres de sus más de veinte novelas: Crónica de la nada hecha pedazos (1972), Retrato de un hombre desnudo (2005) y Ojalá octubre (2007). Ana Alcolea ha recordado el autobiografismo de sus obras y el protagonismo de la figura del padre en su última novela. Juan Cruz ha querido evocar a su padre en esa etapa difícil de la posguerra, unos años de derrota moral y humana. Ha afirmado al respecto que "uno se convierte en el padre que tuvo". Y, en relación con la novela Ojalá octubre y con otras obras anteriores, ha hablado del espejo como elemento recurrente y de las preguntas que se plantea con frecuencia sobre la venganza, el rencor, el odio y la envidia, que podrían considerarse como retratos degradados de la humanidad.

     Al hilo de la conversación, Juan Cruz ha recordado a uno de sus maestros en la Universidad de la Laguna, Emilio Lledó y ha hablado sobre el valor que otorga a la palabra. La palabra ha sido para él una forma de sobrevivir desde su infancia. Sus recuerdos evocan la omnipresencia de la radio como creadora de palabras y como ventana abierta al mundo. Se ha referido, además, al acto de escribir como algo asociado a la búsqueda de la paz y ha disertado sobre los porqués de la escritura y sobre el placer de leer. A la pregunta sobre el concepto de la memoria en sus novelas ha respondido que no tiene nostalgia, sino memoria y melancolía. Para Juan Cruz es muy importante recuperar el entusiasmo, la ternura y la perplejidad que están enraizadas en una infancia paradójicamente feliz.

    Ha terminado este breve acto - acortado por imperativos del desplazamiento a Madrid - recordando tres de sus libros de cabecera: Rayuela de Cortázar, El extranjero de Camus y El gran Gatsby de Scott Fitzgerald. El periodista canario ha vuelto a aludir a su infancia y ha afirmado al respecto: "El sol de mi infancia me privó de todo resentimiento". Un maestro de la ética, un creador contra corriente y un periodista clarividente y sagaz. Así he visto a Juan Cruz en el Palacio de la Aljafería de Zaragoza.

1 comentario

Nerea -

Yo también estuve por ahí, sentada en la Aljafería, atrapada por las sucesiones de citas, por su manera de hablar y las ideas que se volcaban de su vida en sus libros. El valor de la palabra y los usos de la tecnología fueron la parte que más me gustó de su conversación con Ana y Ramón.
Un saludo.