IMPRUDENCIA O TEMERIDAD

No sé si es imprudencia o temeridad. El caso es que cada día la prensa nos sorprende con nuevos accidentes de tráfico, no sólo en las carreteras sino en las avenidas de las grandes ciudades. En Zaragoza, sin ir más lejos, ya van 9 fallecidos este año por atropello. Los últimos eran dos ancianos que cruzaban lejos del paso de cebra una gran avenida y fueron arrollados por una joven que, al parecer, conducía con mucha velocidad y aparentemente distraída.

Las campañas de educación vial a los niños y jóvenes parece que son insuficientes. Si salimos a la calle, a pie o conduciendo, observamos cientos de infracciones tando de conductores como de peatones. Personas de cualquier edad y condición. Hacemos caso omiso de semáforos, pasos de cebra o de otras señales. Y así nos va. Hasta que nos toque un día de cerca. Mejor que no sea nunca. Los fallecidos se han llevado la peor parte, pero los conductores tampoco descansarán tranquilos durante muchos años. Todo por un descuido, imprudencia o temeridad.