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josemarco

SOCIEDAD

EL DÍA DESPUÉS

EL DÍA DESPUÉS

      Ya hemos traspasado la barrera del 24 de mayo. Después de dos semanas de intnesa campaña y de promesas utópicas y descalificaciones, llega el momento de la reflexión, de la autocrítica, de los pactos y de los acuerdos para la gobernabilidad de las instiutuciones. La verdad es que ha habido de todo y, al parecer, casi todas las formaciones políticas están satisfechas con los resultados, dentro de lo que cabe. Afortunadamente, han desaparecido casi todas las mayorías absolutas. Eso supondrá que el rodillo de mando y ordeno dará paso a dialogar, negociar y entrar en la senda de la tolerancia y el compromiso. Porque es bueno, de vez en cuando, ponerse en lugar del otro y cambiar de situación. Y es muy positivo para la democracia que se abra paso a nuevos líderes, a nuevas propuestas y a nuevas inquietudes.

      Es de esperar que a partir de hoy la situación cambie. Es de esperar que la sanidad, la educación y la atención a los más necesitados vuelva al nivel que tenía antes de la crisis. De todos modos, quedan muchos problemas que resolver tanto a nivel autonómico como municipal. Cuatro años dan mucho de sí, aunque se pasan volando. En este nuevo período, el paro y la corrupción van a ser dos de los problemas más importantes que hay que afrontar. Pero en Aragón hay otros asuntos, además de los que afectan a toda la nación. Habrá que dar preferencia, entre otros, al tema de las comunicaciones, tanto por ferrocarril como por carretera; al problema de la progresiva y casi irreversible despoblación de los núcleos rurales; a la potenciación de la educación pública; a la reducción de las listas de espera en los hospitales; a la creación de polígonos industriales activos en las zonas más deprimidas; a la erradicación de la marginación y el chabolismo...

       Está claro que la agenda de nuestros nuevos representantes políticos va estar llena desde el primer día. Para ello tendrán que rodearse de un buen equipo de colaboradores y no perder el contacto con el ciudadano de a pie. Sus actuaciones estarán en el punto de mira desde el primer momento. Ellos lo saben y van a intentar hacerlo lo mejor posible. Eso sí, seguirá habiendo factores externos que impedirán llevar a cabo todos sus proyectos. De todos modos, les deseamos suerte y acierto en sus decisiones.

HISTORIA VIVA

HISTORIA VIVA

     Siempre se ha considerado la asignatura de Historia como una materia fósil, lejana, acartonada. Pero la realidad nos está desmostrando lo contrario. 
     Los que amamos las Humanidades y hemos sido educados en esa curiosidad intelectural que va más allá de la cultura general, nos estamos dando cuenta durante estos días de que vivimos momentos importantes que pasarán a la historia como algo relevante para las próximas generaciones. Porque la Historia es algo vivo, actual, cotidiano y, en cierto modo, apasionante.

     En su columna de hoy en Herado de Aragón, la periodista Cristina Delgado habla de Clase de Historia y nos invita a reflexionar sobre la importancia de esta materia en Secundaria y Bachillerato. Es a esa edad cuando los adolescentes tienen que estar abiertos a la realidad más cercana y conocer el entorno político, social y económico que les rodea. Porque, aunque no han vivido los momentos de la transición, la abdicación del rey Juan Carlos I debería ser un motivo de reflexión, de actualización de conocimientos e, incluso, de vivencias compartidas.

     Porque está claro que la historia es algo vivo. Y que, a pesar del paso de los años, los acontecimientos históricos mantienen una relación más estrecha y cercana de lo que pensamos. Es el momento, por tanto, de recordar a nuestros alumnos - y no sólo en la clase de Historia - los avatares de la monarquía española, el breve período de la Segunda República, los primeros pasos de la transición, el papel de la monarquía en los momentos difíciles y el período democrático del que estamos disfruntando.

    He guardado ejemplares de la prensa de ayer. Quizás acaben en el baúl del olvido. Pero, al menos, quiero que quede un testimonio escrito de este momento irrepetible en la Historia de España: la abdicación de Juan Carlos I, la próxima coronación de Felipe VI y todas las consecuencias que ello conlleva para la sociedad española. No todos apoyan a la monarquía. Pero desde la discrepancia se pueden vivir acontecimientos únicos que quedarán para siempre en los libros de Historia. Una historia viva. Una clase de Historia cotidiana, muy alejada de la historia tradicional puramente memorística y mediatizada.

ELECCIONES EUROPEAS

ELECCIONES EUROPEAS

     Tengo la impresión  de que la mayoría de los españoles que están convocados a las urnas el próximo domingo, 25 de mayo, no tienen claro todavía el papel cada vez más relevante que la Unión Europea desempeña en nuestra economía y en nuestra vida cotidiana. Todavía vemos a Europa como una madrastra o como una madre de alquiler que intenta preocuparse de sus ciudadanos pero lo hace desde la distancia y sin un lazo más fuerte anímico o emocional. Por eso, lo que más preocupa a los candidatos y a los propios gobiernos es el fantasma de la abstención. Una abstención que se va a ver agravada todavía más por la falta de liderazgo de nuestros políticos, los continuos casos de corrupción y la apatía de los ciudadanos.

     Por eso, para contrarrestar esta abstención, los partidos políticos intentan por todos los medios llegar al votante, insistir en la importancia de las políticas de la Unión Europea y ganarse su confianza. Es una tarea difícil, a pesar de los debates, del buzoneo o de los continuos y repetitivos mítines. Unos debates sin alicientes, descafeinados, demasiado planificados y sin una finalidad clara. Los candidatos se suelen ir por los cerros de úbeda o se enzarzan en inútiles discusiones sobre asuntos secundarios e intrascendentes. El buzoneo es algo habitual, pero cada vez más innecesario e impopular. ¿No estamos en la era de internet y de los móviles inteligentes? ¿Por qué tienen que inundar nuestros buzones de cartas con la papeleta electoral, si vamos a disponer de ella el domingo en el colegio correspondiente? Se ahorraría mucho dinero si se evitara esta práctica obsoleta y poco acorde en estos tiempos de crisis. Con relación a los mítines, da la impresión de que se convierten con frecuencia en un ritual catártico de autocomplacencia tanto para los candidatos como para los militantes. Porque los que asisten a ellos, o tienen carnet del partido o guardan una secreta simpatía con el candidato o candidata, al margen de su filiación política.

     El próximo domingo me acercaré a votar a mi colegio electoral. No sé si mi voto será relevante en este confuso bosque de ideologías y promesas vanas. Pero, al menos, podré exigir a las personas en las que he confiado, que cambien el rumbo de esta Europa desnortada, que luchen contra los nuevos nacionalismos radicales, que controlen con sentido común el tema de la inmigración y, sobre todo, que busquen soluciones urgentes para esta lacra del paro juvenil que repercute en el futuro de cada país y nos afecta directa o indirectamente a todos.

TRAGEDIA

TRAGEDIA

     Hay días en que un escalofrío te recorre todo el cuerpo y quedan en segundo plano el calor, los planes para el fin de semana o los paseos vespertinos en bicicleta. Hay fechas que van a quedar grabadas para siempre en el calendario del horror, en el casillero siniestro de las tragedias.

     A medida que pasan las horas, la tragedia se va agrandando. No sólo por el paulatino aumento de las víctimas mortales - que se acercan ya a 80 - sino por el eco del dolor que se va multiplicando entre familiares, amigos y personas más cercanas a las víctimas. Todos nos preguntamos cuál ha sido la causa de este sorprendente descarrilamiento en una línea muy reciente y adaptada para el AVE. Al parecer, el fallo humano es la hipótesis que más se baraja: un llamativo exceso de velocidad en una curva que desde ayer será considerada como maldita.

     Todos creíamos que el progreso iba a ser la panacea y se iba a convertir en un seguro de vida contra este tipo de siniestros. Pero, desgraciadamente, no ha sido así. Los vuelos supersónicos, las velocidades de crucero, los coches de última generación,...están diseñados para que una mano experta, prudente y responsable los maneje de la mejor manera posible. Y, al parecer, en este caso ha fallado alguno de esos tres requisitos.

      ¿Y ahora qué? Esa es la pregunta que nos hacemos todos desde la distancia. Porque la vida sigue. Y los trenes volverán a circular cada día por las vías de alta velocidad. Pero para muchos viajeros ya nada será igual. La fecha del 24 de julio de 2013 quedará grabada para siempre en sus mentes y en sus corazones. Y el mito del AVE como algo rápido y seguro habrá perdido un poco de su credibilidad.

     Porque, ¿hay algún medio de transporte seguro al cien por cien? Pienso que eso es imposible. Quedará siempre como una aspiración. Porque el progreso va asociado a la velocidad, al riesgo y a la mano del hombre o de la tecnología.

ATECA

ATECA

     La población zaragozana de Ateca, de la comarca de Calatayud, ha vivido durante varios meses pendiente de un hilo. Esta localidad de la ribera del Jalón, que ronda los dos mil habitantes, depende casi exclusivamente de la fábrica de chocolates y dulces, propiedad de Mondelez International. La empresa quería cerrar la factoría y trasladar a muchos de sus empleados a Valladolid o dejarlos en el paro. Después de muchos días de negociación y de lucha colectiva, la sección de chocolates va a ser adquirida por la empresa alicantina que produce los chocolates Valor. Es una buena noticia para Ateca y para Aragón.

     Desde muy pequeño recuerdo los chocolates Hueso que se vendían en el Economato de Aliaga. Los comprábamos sobre todo porque cada pastilla llevaba en su interior un cromo que coleccionábamos con gran ilusión e intercambiábamos con los amigos si estaba repetido. No era un premio como el de la película Charly y la fábrica de chocolate, pero abrir la pastilla suponía un momento mágico una o dos veces a la semana. El chocolate acompañaba nuestras meriendas con un trozo de pan. Quizás no fuera lo ideal para nuestra frágil dentadura, pero eso era lo que había en aquellas década de los años 60. Luego llegarían otros dulcer, otros postres, otras golosinas y el chocolate Hueso comenzó a escasear en las estanterías de los comercios. Eso sí, aún conservo el álbum con los cromos que más ilusión despertaron en mi infancia.

     Ateca representa de nuevo la unidad de un pueblo para mantener su pequeños tejido industrial. Porque está claro que sin industria muchos pueblos de Aragón no pueden sobrevivir. La agricultura no da más de sí y el turismo sólo se concentra en unos pocos núcleos rurales y abarca tres o cuatro meses. Pero las multinacionales buscan, como es lógico, sus propios intereses e intentan ubicarse en lugares con mano de obra más barata, buenas comunicaciones y lejos de la competencia de otras empresas. Esa es la dura y cruda realidad. Y lo peor de todo es que en este momento se ven pocas alternativas. Es el efecto dominó que va de un lugar a otro cual salto de caballo de ajedrez. De momento, los habitantes de Ateca pueden respirar tranquilos. Pero ya se sabe que nunca hay que bajar la guardia. La crisis se lleva por delante hasta lo que nos parecía inamovible hace unos meses.

PASOS

PASOS

     Han desfilado durante la Semana Santa por las calles y avenidas de toda la geografía española. Han sido levantados y transportados por valientes costaleros o empujados por vecinos y devotos. Muchos de ellos se han tenido que quedar un año más en el interior de las iglesias, debido a las inclemencias del tiempo. Y ahí seguirán en silencio y penumbra durante otros doce meses. Un silencio que se ha roto estos días con las saetas o con las jotas o con el sonido sordo de los tambores y el afilado rumor de las cornetas.

     Muchos de estos monumentos son obras de arte que aún conservan el sedimento de los siglos y la huella de distintas generaciones. Han cambiado mucho las costumbres y los hábitos de los jóvenes de hoy. Pero, a pesar de todo, reaccionan con tristeza y con lágrimas en los ojos los cofrades que han estado esperando con ilusión el día en que la lluvia impide desfilar por el pueblo o la ciudad en una procesión.

     En Aliaga se realizó la procesión del Domingo de Ramos, la del Viernes Santo y la del Encuentro el día de la Pascua de Resurrección. Ya no son las procesiones de los años sesenta, multitudinarias y acompañadas por cornetas y tambores. Ahora predomina el silencio, la oración y el entorno paisajístico. A lo lejos se divisan las catorce cruces del calvario, recién pintadas. Y en el puente sobre el Guadalope se encuentran las imágenes de la Virgen y de Jesús Resucitado, antes de llegar al Santuario de la Virgen de la Zarza, rodeado de un entorno arcádico e idílico en el que predomina la soledad y el silencio.

      Pasos, imágenes, procesiones,...Metáforas del paso del tiempo, símbolos que perviven a pesar de todo, anticipo de la primavera, testigos mudos del pasado, imágenes grabadas en la retina, sedimentos de emociones y tesoro de nostalgia.

TAMBORES

TAMBORES

     Un elemento esencial en la Semana Santa aragonesa - y en otros lugares de España - son los tambores. Los bombos y tambores se han convertido en un símbolo y en una realidad. Dicen que simbolizan los estruendosos truenos que conmocionaron la tierra después de la muerte de Jesús en la cruz. Y la realidad es que estos tambores retumban cada viernes santo en numerosas poblaciones aragonesas del Bajo Aragón y acompañan a las procesiones en combinación con las cornetas y carraclas.

     Ayer en volvieron a redoblar en la plaza mayor de Calanda cientos de bombos y tambores. Un sonido que ensordeció a los miles de vecinos y visitantes y que rompió cinco minutos de solemne silencio. Si Luis Buñuel levantara la cabeza, se alegraría al comprobar cómo se mantiene esta tradición y cómo los jóvenes y niños toman el relevo de los mayores con seriedad y entusiasmo.

     Siempre me ha emocionado el sonido rítmico y persistente de los tambores. Desde mi infancia he llevado interiormente ese ritmo constante y repetitivo, siempre distinto, siempre renovado. Es como un latido del corazón, como un símbolo de la tenacidad de los aragoneses, como un viaje metafórico hacia el pasado y hacia el futuro.

     El sonido insistente del tambor tiene ecos, tiene ritmos, supone solidaridad, implica pequeños retos, surca las calles y las avenidas de pueblos y ciudades, rompe el silencio de las madrugadas, evoca tristeza y desolación y, como contraste, anticipa un clima festivo. Todo un homenaje, una tradición, una seña de identidad de sus habitantes en estas fechas que oscilan entre lo religioso y lo festivo.

      Ayer en Calanda la lluvia respetó esta rompida colectiva a pesar de que el cielo encapotado presagiaba el agua que cayó poco después. Pero los tambores y bombos siguieron recorriendo las calles empinadas de esta localidad bajoaragonesa. Eso mismo hicieron la noche anterior en La Puebla de Híjar, Híjar, Andorra y en todos los pueblos de esta ruta turística que recibe cada año a más visitantes y admiradores. 

RAMOS

RAMOS

     La Semana Santa siempre ha ocupado un lugar especial en mi vida. No sólo como celebración religiosa, sino como hecho cultural y como vehículo de nuevas vivencias e impresiones. Soy consciente de que no sólo me ocurre a mí. Son muchas las personas que evocan e incluso siguen viviendo estos días con un no sé qué de devoción teñida de nostalgia.

     Esta mañana, mientras veía desfilar por la calle don Jaime de Zaragoza a una de las procesiones más emblemáticas de la Semana Santa de esta ciudad, recordaba los domingos de Ramos de mi infancia en Aliaga. En vísperas de la celebración, ya nos asomábamos a la ermita de la Virgen de la Zarza para ver cómo preparaban el paso de la borrica con Jesús sentado encima y los adornos consiguientes como aparejo del animal. Ere uno de los pasos más simpáticos y una de las procesiones más alegres, lejos de la tristeza lúgubre de la procesión del Viernes Santo. En la misa del domingo de Ramos nos entregaban un ramo de boj - siempre eran de este duro y austero arbusto que abundaba en nuestro término municipal, aguas abajo del Guadalope - que llevábamos orgullosos durante la misa y la procesión, y colocábamos luego en el balcón de nuestra casa hasta la misma fecha del año siguiente. Decían los vecinos que el ramo bendecido llevaba la paz y el sosiego a los hogares.

     Varias décadas después, los ramos de olivo se alternan con las sofisticadas palmas - como vemos en la fotografía - que llenan de ilusión a los niños ya que contienen pequeños regalos y algunos dulces de colores llamativos. Es la fiesta del estreno, el día de la manifestación, la antesala de unas jornadas que, al parecer, han perdido el reclamo religioso pero siguen manteniendo el gancho turístico por su exotismo o suntuosidad. 

     En muchos pueblos de España habrán desfilado hoy de nuevo los pasos de Jesucristo sentado en una borrica. Es una estampa idílica, casi popular, que podría sugerirnos un toque de sencillez tan necesario en estos tiempos de crisis. No sé si muchos captarán esta vertiente. De momento me quedo con la imagen contrastada de un ramo de olivo - símbolo de la pervivencia - en manos de una persona mayor y de una palma ornamental en manos de un niño encantador.

 

MAREAS

MAREAS

En estos días desapacibles de finales de febrero, en estas fechas tan significativas desde el punto de vista social y político, llaman la atención la irrupción de las mareas ciudadanas que rompen la monotonía cotidiana e invitan a los ciudadanos a una rebelión pacífica, solidaria y reivindicativa.

En el diccionario de la Real Academia aparece una acepción que ya anticipa y contempla este tipo de movimientos: "Multitud, masa de gente que invade un lugar". Y esa es, en cierto sentido, la filosofía de estas agrupaciones ciudadanas que intentan luchar por sus derechos, enfrentarse al desmantelamiento sistemático de lo público y evitar así el desmoronamiento de lo que tanto ha costado conseguir.

Una de las mareas que mejor se están organizando es la Marea Verde. Gracias a las redes sociales, cada vez son más los alumnos, profesores y padres que defienden una educación pública de calidad, con todo lo que ello supone. Porque desde hace unos dos años, la tijera de los recortes ha sido implacable y se están llevando por delante al profesorado interino, los profesores de apoyo y numerosos programas educativos que ya estaban muy arraigados.

En Aragón, la Marea Verde está consiguiendo que la opinión pública vuelva los ojos a esta triste realidad: favorecer a la enseñanza concertada en detrimento de la pública. Es una política solapada, pero claramente partidista e ideológica. Aunque lo nieguen los interesados, no se trata sólo de ahorrar unos millones de euros, sino de un retroceso evidente en la tarea educativa: incremento de la ratio, falta de atención especializada, mayor carga horaria para el profesorado, impago del periodo vacacional para los interinos,... Todo ello está creando un clima de desconcierto en todos los ámbitos. Y los perjudicados son los de siempre: el alumnado. La filosofía de la nueva ley de educación - la LOMCE - va por ese camino: muchos planes de mejora, pero sin un soporte económico adecuado, recortes en becas y en ayudas, eliminación de la optatividad, implantación de la obsoleta reválida,...Todo para favorecer a los más pudientes y no a los que tienen una mayor capacidad.

Hay otras mareas que siguen este mismo camino: la marea blanca en Sanidad, la marea naranja en Servicios Sociales, la marea negra en Justicia,... Todo puede confluir en una marea multicolor en pocos meses. De todos modos, una pregunta queda en el aire: ¿serán capaces las distintas mareas de hacer reflexionar a los gobiernos central y autonómico sobre estos problemas cada día más acuciantes? Es de esperar que no llegue el agua al río y de que las mareas no se conviertan en violentos tsunamis.

EL JARRÓN ROTO

EL JARRÓN ROTO

    El periodista y ensayista Javier Gomá nos ha regalado para este tórrido y convulso verano un ensayo que, con el título Todo a mil, recopila 33 microensayos publicados en el suplemento literario Babelia de El País.

    El escritor bilbaíno aborda todos los temas de actualidad - desde el educativo, al artístico o al literario -. En uno de estos breves artículos pone el dedo en la llaga al hablar de esta crisis que nos tiene a todos con un nudo en la garganta. Con el título "Yo no he sido", hace referencia al niño que acaba de romper un jarrón en el salón de su casa y, ante las preguntas de su padre, niega gimoteando toda evidencia y se atreve a culpabilizar al gato, al viento o a cualquier agente extraño.

     Señala Gomá que con la crisis ocurre algo similiar. Nadie se considera culpable ni causante de esta situación cada día más crítica. Todos intentamos señalar a otras personas - políticos, banqueros, ejecutivos, nuevos ricos - como responsables de este jarrón roto de la crisis. Y nadie, prácticamente nadie, echa mano de la autocrítica y reflexiona sobre el tren de vida que ha llevado en los últimos años, sobre la hipoteca para disfrutar de unas vacaciones, sobre las compras de apartamentos o coches de gama alta, sobre los créditos bancarios,...

     Es verdad que siempre hay unos más culpables que otros. Es cierto que una gran mayoría no se merecen cargar con las consecuencias de lo que está ocurriendo. Pero lo cierto es que la tendencia a acusar siempre al otro nos acerca a la mentalidad infantil del que niega lo evidente. El jarrón está roto. Y entre todos tendremos que buscar cómo recomponerlo. Ni el FMI, ni el Banco Central Europeo, ni los alemanes nos van a sacar las castañas del fuego.

     Una reflexión adecuada y una metáfora sugerente. Todo a mil es un buen libro para leer y saborear en los momentos de ocio que nos brinda el verano.

(FOTOGRAFÍA: Del blogodisea.com)

 

DÍAS CONVULSOS

DÍAS CONVULSOS

      Últimamente, no hay día sin sorpresa, no hay jornada sin sobresalto. Muchos pensábamos que, con el cambio de gobierno, las cosas iban a ir mejor - o al menos no iban a empeorar -. Una gran mayoría mantenía una cierta esperanza y optimismo ante el futuro. Pero, al parecer, la crisis económica aún no ha tocado fondo y no sabemos adónde nos conducirá esta vorágine de malas noticias y de estremecedores vaivenes.

     En la prensa cada vez se habla menos de cultura, de sociedad, del próximo verano, de los eventos deportivos, de sucesos, de efemérides. Porque lo que prima ante todo y sobre todo es la marcha a la deriva de este titánic europeo que navega sin rumbo por aguas turbulentas y puede encallar en cualquier momento, golpeado por la parte saliente del más inesperado iceberg.

      Todos nos planteamos la misma pregunta: ¿hasta cuándo? Y hay palabras que casi ni nos atrevemos a musitar: corralito, inervención, rescate,... A este paso, vamos a ser expertos en economía y nuestra imaginación va a desbordarse en busca de soluciones casi utópicas y de vanos estados de optimismo.

      Mientras tanto, habrá que vivir el día a día. Con cautela, con prevención, sin estrés, sin sobresaltos. Esa es, al parecer, la única medicina para luchar contra esta enfermedad que hemos contraído sin saber por qué.  Y lo peor de todo es que nadie encuentra la vacuna y nadie conoce el camino de retorno, si es que lo hay. Definitivamente estamos ante una vuelta al pasado. ¿Será irreversible? Esa es la pregunta del millón, la más difícil de responder en esta primavera convulsa.

¿EL DECLIVE DE LA MONARQUÍA?

¿EL DECLIVE DE LA MONARQUÍA?

     Son muchos los ciudadanos de a pie que hablan durante estos días del declive progresivo de la monarquía española. Precisamente ayer se celebró un nuevo aniversario de la segunda república y hoy se han manifestado cientos de personas en numerosas ciudades para pedir la abdicación del rey y su retirada a tiempo de la primera línea de la política.

     Es verdad que el actual monarca español, el rey Juan Carlos, ejerció un papel esencial en la transición a la democracia, especialmente durante la larga noche del 23 de febrero de 1981. Es verdad que su talante ha sido abiertamente demócrata y que ha intentado acercarse al pueblo de manera sencilla y natural. Pero, después de casi 40 años de reinado, parece que ha llegado el momento de abandonar el cargo y dejar a los españoles el camino abierto para esa tercera república que tantos anhelan y desean.

     Los acontecimientos de los últimos días han puesto en tela de juicio el cada vez más polémico protagonismo de la familia real. Desde el reciente juicio a Iñaki Urdangarín, uno de sus yernos, hasta el accidente del monarca en un safari de caza deportiva en un país del sur de África, pasando por el accidente de uno de sus nietos mientras manipulaba un arma,... Todo han sido contratiempos y hechos  lamentables que han situado a la familia real en las primeras páginas de los informativos.

     Algunos dicen que esto no ha hecho más que empezar. Otros hablan de un gasto inasumible en tiempos de severa crisis. Los más guardan un cauteloso silencio. Y unos pocos ondean por las calles y las plazas la bandera republicana. Por eso me pregunto: ¿Será el declive definitivo de la monarquía española? ¿Llegará la tan deseada tercera república? Son reflexiones de una tarde de domingo marcada también por otra noticia reseñable: el centenario del hundimiento del Titanic. Un Titanic que, como comentaba Carmen Posadas en un jugoso artículo, simboliza la crisis, el final de un tipo de vida ya obsoleto y el anuncio de nuevos planteamientos sociales y políticos. ¿Estará entre ellos la abdicación del rey? El tiempo lo dirá. De momento, el rumor está en la calle y va de boca en boca.

LA HUELLA DE LA MEMORIA

LA HUELLA DE LA MEMORIA

     El periodista cordobés Gervasio Sánchez, afincado desde hace años en Zaragoza, es además una persona comprometida y un excelente fotógrafo. Sus imágenes constituyen un valioso legado para que no olvidemos nunca ese pasado triste, trágico y absurdo que acabó con tantas vidas inocentes. Lo más lamentable es que, después de muchos años aún no se han podido recuperar sus cuerpos.

    

     Con la iniciativa y el impulso de la comisaria Sandra Balsells, Gervasio ha llevado a cabo un ambicioso proyecto desarrollado entre 1998 y 2010, que ha plasmado en la exposición DESAPARECIDOS. Decenas de fotografías muestran la tragedia de seres humanos de diez países de América Latina, Asia y Europa. En ellas se revela el vacío cruel de la ausencia, el homenaje silencioso a las víctimas de la sinrazón y los más diversos objetos, cual testigos silenciosos de esos familiares o amigos que han quedado sepultados en el pozo del olvido.

 

    La visita a la Exposición - en el Centro de Historias de Zaragoza hasta el 19 de febrero - me sorprendió por su crudeza, realismo y por esa cara más oculta de la realidad. El periodista ha retratado con escrupulosa cercanía ese viaje hacia el absurdo, hacia la tragedia, hacia lo inhumano. Desde las imágenes desoladoras de los centros de detención hasta los durísimos momentos de la exhumación, la muestra nos recuerda que aún quedan muchos cuerpos por recuperar. Y que, sorprendentemente, en España queda todavía mucho camino por recorrer.

EL FANTASMA DE LA ESPECULACIÓN

EL FANTASMA DE LA ESPECULACIÓN

     A este paso, uno llegará muy pronto a ser experto en temas económicos. Ya no es necesario hojear los diarios de economía ni leer las páginas color salmón de los periódicos del fin de semana para conocer conceptos como agencias de calificación, prima de riesgo o volumen de la deuda. La economía está ahí, en las portadas de la prensa, en las cabeceras de los informativos, en los foros de internet. Se habla más de economía en determinados ámbitos, que de este tiempo otoñal lluvioso e imprevisible. Tanto es así, que en plena campaña electoral, casi nadie piensa en los candidatos, ni en los mítines, entrevistas o debates. La mayoría mira de reojo a Grecia o a Italia y espera con paciencia el veredicto de las urnas del día 20 por la noche. A partir de ahí, se irá desvaneciendo la incertidumbre y volverán los recortes, los ajustes y las congelaciones salariales.

      Y es que hay un fantasma que está sobrevolando desde hace unos meses toda Europa: el fantasma de la especulación. Por mucho que trabajen las empresas, a pesar de las buenas perspectivas en las exportaciones, por mucho que mejore el turismo, por mucho que se reforme el mercado laboral, seguirá encima la espada de dámocles de los insaciables especuladores que, cual buitres carroñeros, sobrevuelan todo tipo de ámbitos económicos para obtener el mayor provecho posible. Eso sí, sin escrúpulos. Caiga quien caiga.

     Y uno se pregunta, ¿hasta cuándo va a durar esta crisis? ¿Van a desistir algún día los especuladores? ¿Volverá el optimismo a las bolsas? ¿Volveremos a hablar de temas tan cotidianos e importantes como educación, sanidad o cultura? Habrá que preguntárselo a los anónimos especuladores y a algún político relevante. Porque está claro que alguien tendrá la llave para salir de este laberinto grisáceo y oscuro. Mientras tanto, disfrutaremos de la dulzura otoñal ocre y amarilla.

POR EL BARRIO DE CASABLANCA

POR EL BARRIO DE CASABLANCA

    Antes del inicio del encuentro de fútbol juvenil entre Marianistas y San José, inicio un paseo por la orilla del Canal Imperial de Aragón y me acerco al barrio de Casablanca. Este distrito zaragozano, situado al sur de la capital, tiene un nombre cuyo origen se remonta a finales del siglo XVIII cuando el ilustrado don Ramón Pignatelli decide construir el Canarl Imperial de Aragón desde Fontellas (Navarra)  hasta Fuentes de Ebro) Zaragoza. Un proyecto ambicioso y utópico que no sólo buscaba la ampliación eficaz de los regadíos, sino que intentaba además ser un medio de transporte de viajeros y de mercancías. Una de las paradas de esta magna obra era la Casa Blanca, de la que todavía se conserva un edificio de color blanco situado junto a una de las esclusas del canal.

     A pocos metros de este barrio y, vigilando cual centinela anónimo una de las salidas de la ciudad del Ebro, está la fuente de los Incrédulos - en la fotografía. esta fuente. Con el lema "para convencimiento de incrédulos y descanso de viajeros", Ramón Pignatelli quiso dejar para la posteridad un monumento en el que se recordase a las futuras generaciones cómo su proyecto del canal no era sólo un fruto de soñadores sino que se haría realidad.

     Es una lástima que este monumento esté un poco abandonado y a desmano.  Algunas asociaciones ciudadanas han intentado restaurarlo o, al menos, acondicionarlo. Sería un buen lugar de ocio, descanso y solaz para visitantes de la ciudad. Desde la fuente, contemplo en esta tarde otoñal las nuevas vías del tranvía que viene desde Valdespartera, el parque silencioso y solitario y unos patos grisáceos que surcan las aguas amarronadas de un canal, que es historia y testimonio de una época de ilustrados y utópicos.

EMPATE A NADA

EMPATE A NADA

     Seguí el debate de anoche en televisión española, más por curiosidad que por verdadero interés. Me imaginaba que los dos líderes de los partidos mayoritarios iban a enrocarse en sus argumentos de siempre y, en lugar de proponer alguna idea clara y concreta, se limitaron a contraargumentar continuamente. Parecía un laberinto dialéctico en el que cada uno busca encontrar el punto flaco del adversario político.

     Y así fue. Ninguna propuesta relevante, ninguna referencia al futuro más cercano, ninguna ventana abierta al túnel social y económico en que nos encontramos. Me pregunto si el debate habrá servido para algo. Si estas casi dos horas en directo de Rajoy y Rubalcaba habrán contribuido a despejar las dudas de algunos votantes a poco más de diez días de, 20N. Porque si no ha servido para eso, ¿Cuál es su razón de ser? Tal vez toda la parafernalia informativa y toda la inversión hayan sido inútiles. Como inútil puede haber sido este nuevo enfrentamiento entre el que se considera virtual ganador de los comicios y el que aspira a romper con los pronósticos de los sondeos.

     Del debate de anoche, me quedo con la profesionalidad y oficio del moderador, el aragonés Manuel Campo Vidal; con la actitud humilde de Rajoy, al menos en apariencia; y con el nerviosismo inusual de Rubalcaba, curtido en mil batallas. Lo demás lo considero un empate a cero, un empate a nada.  A pesar de todo, habría que mantener estos debates aunque sólo fuera por el talante democrático que se trasluce en las miradas y en los gestos. De todos modos, me habría gustado conocer lo que opinan los líderes sobre los problemas más candentes de los españoles - especialmente el paro - y cómo los van a solucionar. ¿O es que guardan las soluciones en la chistera de las utopías y de los sueños? Dentro de pocos meses se verá. De momento todo queda en tablas, como una partida interminable de ajedrez.

 

EN CAMPAÑA

EN CAMPAÑA

     Casi sin darnos cuenta, ya tenemos encima otras elecciones generales. Parece que fue ayer cuando, a las puertas de esta crisis económica demoledora, nos acercamos a las urnas para elegir a nuestros representantes políticos en el Congreso y en el Senado. Muchas cosas han cambiado en estos casi cuatro años: se le está ganando el pulso al terrorismo, se han reducido significativamente los accidentes de tráfico, se ha avanzado en prestaciones sociales,... Pero lo que no ha cambiado es el fantasma de la crisis, que se está cebando con los más desfavorecidos y que sigue como una espada de dámocles amenazando a media Europa.

      Es tal el alcance de la crisis, que parece que la campaña electoral haya empezado con menos fuerza que otros años y, tal vez, con menos convicción. Al parecer, seguirá el bipartidismo y - según las encuestas - el partido de centro-derecha va a tomar de nuevo el relevo del poder. Lo peor de todo sería una mayoría absoluta. El rodillo del poder podría dar un giro radicar a tantas conquistas de los últimos años, especialmente lo que se refiere al ámbito de lo público, como educación o sanidad. Al parecer, la mayoría de los votantes, estamos más preocupados por los problemas económicos de Europa que por nuestro voto el próximo día 20. Porque el problema de Grecia es muy preocupante y podría dar al traste con la moneda única. Y la marea oscura del país heleno llega a otros países latinos como Italia, España o Portugal.

     Ayer llegaba a mis oídos la música electoral de uno de los principales partidos. Ya me la sé de memoria. ¿Por qué no la cambian de una vez? Y, de regreso a casa, contemplé esta pancarta en uno de los balcones de una plazoleta del casco viejo. Me llamó la atención mucho más que el cartel electoral que pendía de una farola a muy pocos metros. Reflejaba, sin paliativos, lo que más preocupa a los ciudadanos de a pie. Porque, a dos semanas del 20N, ¿alguien cree que van a cambiar las cosas con el nuevo gobierno? Todos sabemos que las turbulencias de los mercados dependen más de agentes externos que de la buena voluntad de nuestros políticos. Por eso, parece una campaña más descafeinada que otras veces. Al menos esa es mi impresión.

TINTA DE HEMEROTECA

TINTA DE HEMEROTECA

     La vida efímera de los periódicos, que arrojamos semanalmente a los contenedores, se convierte en algo valioso y difícil de conseguir, cuando se trata de una publicación de principios del siglo XX. Lo ideal sería tener entre mis manos un diario del año 1920, una fecha clave a nivel personal y a nivel social. Pero, ya que no tengo ese privilegio, me contento con la edición facsímil de El Diario del Siglo XX, que rescató hace unos años un diario nacional.

    Tengo que decir, ante todo, que 1920 fue el año del nacimiento de mi padre en Aliaga. Mi padre tendría ahora casi 91 años. Aún podría vivir, pero las condiciones de vida que le tocó vivir aceleraron su adiós hace casi treinta años.  En esa fecha nació también Miguel Delibes, recientemente fallecido. Y en esa fecha fallecieron dos grandes de España: el literato canario Benito Pérez Galdós y el gran torero José Gómez Ortega, "Joselito" como consecuencia de una cogida trágica en la plaza de Talavera de la Reina. El autor de los Episodios Nacionales falleció en su casa de Madrid y recibió un multitudinario homenaje de todos los madrileños.

    Pero el año 1920 también nos aporta otras efemérides. La muerte de estos dos personajes famosos ecipsó en cierto modo la desaparición del periodista aragonés Mariano de Cavia, que dedicó al periodismo 40 años de sus 65 de vida. Hay que destacar que su hoja de servicios fue una de las más brillantes de la prensa española. Otras noticias de este año tan significativo fueron la muerte del republicano Francisco Layret de un atentado en Barcelona; el asesinado en México de Venustiano Carranza, uno de los mayores enemigos de la guerrilla de Pancho Villa; el fin del imperio otomano; el fallecimiento de Eugenia de Montijo, viuda de Napoleón III; y, como noticia deportiva, el debut olímpico de la selección española de fútbol en Amberes, con Ricardo Zamora como baluarte en la portería.

     Un año para recordar o para olvidar, según como se mire. Un año también de terremotos - siete mil fallecidos en México -, de intransigencia - dieciséis años de prisión sobre Miguel de Unamuno - y de solidaridad: acogidos en Madrid 228 muchachos de Riotinto, que vivían en la miseria por la huelga en las minas.

     Fechas para olvidar, fechas para recodar, fechas para reflexionar sobre la rueda del destino, la fatalidad y lo efímero del tiempo.

SED DE PODER

     A veces uno se pregunta qué tiene el poder, qué secretos guarda en sus entresijos, qué hechizo desprende, qué fascinación promete. Y, después de reflexionar días y días, uno se da cuenta de que los políticos, expolíticos, empresarios y mucha gente de a pie buscan su propia parcela de poder, su propio ámbito de dominio, su propio territorio autónomo e inalienable.

     A medida que se acerca la cita electoral del 22 de mayo, todos los líderes políticos afilan sus cuchillos, afilan su lengua, y prometen y prometen sin ton ni son. Los más atrevidos - especialmente los de la oposición - reclaman un día sí y otro también la dimisión de los rivales. Eso sí, no piensan - ingenuos - que a ellos les va a ocurrir exactamente lo mismo, que ellos no van a ser la panacea para los males de este país. Y si no que relean los Artículos del joven escritor romántico Mariano José de Larra.

     Eso se llama simplemente sed de poder, o hambre de poder. Porque, al parecer, nadie quiere perderse el protagonismo en la próxima cita con las urnas. Nadie quiere quedarse fuera de las listas. Los que están dentro, se niegan a abandonar el barco, aunque esté haciendo aguas por todas partes; los que están fuera, intentan hacer todo lo posible por ascender, por medrar, por figurar en lo más alto del podio.

     Y me vuelvo a preguntar: ¿Qué tendrá el poder para seducir a tantos y tantas? ¿Prestigio? ¿Fama? ¿Dinero? ¿Estatus social? ¿Capacidad de maniobra? ¿Libertad de movimientos?...Cada vez dudo más de la atracción de estos hechizos. Cada vez me convenzo más de que esta ansia de poder obedece más a un montaje, a una parafernalia, que a la razón auténtica. Una razón que debería ser la responsabilidad, la dedicación plena,... Eso creen los ciudadanos que deben asumir los políticos. Y para eso les votan. Para que solucionen los problemas con una actitud más de servicio que de dominio, más de implicación que de apariciones ocasionales, más de autocrítica que de continuas críticas, reproches y descalificaciones contra el rival de turno.

     El ciudadano cada vez advierte con más claridad este mundillo contaminado y poco coherente. Por eso no sabe a quién votar, por eso opta a veces por el voto en blanco, o por la abstención. Y, aunque no es bueno el voto de castigo, sería conveniente que los líderes políticos reflexionaran, dejaran el cargo a tiempo o no mostraran en público tanta ansiedad por gobernar, tanto afán por desbancar al rival, tanta sed de poder.

 

¿AÚN EXISTE LA NOBLEZA?

¿AÚN EXISTE LA NOBLEZA?

     Mientras tomaba un cortado ayer tarde en el café del Marqués, comencé a hojear el periódico y me sorprendió una noticia aparentemente banal e intrascendente: El monarca español Juan Carlos I acaba de conceder el título de marqués a varias personalidades relevantes de la vida española de los últimos meses. Entre ellos figuran el seleccionador español de fútbol Vicente del Bosque y el reciente premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa. 

     Me sorprendió por varios motivos: pensaba que los títulos nobiliarios ya estaban obsoletos y sólo figuraban en los libros de historia o en los manuales literarios; creía que el marquesado era de otras épocas, y me vinieron a la mente autores como el Marqués de Santillana o personajes literarios como el Marqués de Bradomín, protagonista de la excelente Sonata de Otoño valleinclanesca; ignoraba que en la Constitución Española figura un artículo que hace alusión explícita a este privilegio que queda en manos de la iniciativa real.

      No tengo nada en contra de estos personajes, sino todo lo contrario: admiro a Vicente del Bosque desde que era un excelente jugador hasta que ha conseguido un éxito histórico como entrenador de la selección española y tengo una especial devoción literaria por el escritor peruano Mario Vargas Llosa, nacionalizado español desde hace muchos años. Pero, a pesar de todo, no acabo de asimilar esta noticia en pleno siglo XXI. Me parece una vuelta al pasado, un rizar el rizo, una concesión a la galería. Porque está claro que este título no conllevará los privilegios de antaño - exención de impuestos, propiedades privadas... - ¡Hasta ahí podíamos llegar! -  Sorprende, además, que este título honorífico se haga extensivo a sus consortes y a su descendencia. ¡Parece mentira!

    De todos modos, seguiré frecuentando el café del Marqués, recordaré con frecuencia al Marqués de Santillana y sus Serranillas, reconoceré la labor del Marqués de Villena y volveré de vez en cuando a las páginas de Valle-Inclán. Pero no se me ocurrirá pensar en marqueses actuales, por muy famosos que sean. Para mí, son costumbres aristocráticas de otros tiempos. Eso sí, seguiré admirando al escritor y al deportista por sus logros para el idioma y para el deporte español.