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josemarco

MAREAS

MAREAS

En estos días desapacibles de finales de febrero, en estas fechas tan significativas desde el punto de vista social y político, llaman la atención la irrupción de las mareas ciudadanas que rompen la monotonía cotidiana e invitan a los ciudadanos a una rebelión pacífica, solidaria y reivindicativa.

En el diccionario de la Real Academia aparece una acepción que ya anticipa y contempla este tipo de movimientos: "Multitud, masa de gente que invade un lugar". Y esa es, en cierto sentido, la filosofía de estas agrupaciones ciudadanas que intentan luchar por sus derechos, enfrentarse al desmantelamiento sistemático de lo público y evitar así el desmoronamiento de lo que tanto ha costado conseguir.

Una de las mareas que mejor se están organizando es la Marea Verde. Gracias a las redes sociales, cada vez son más los alumnos, profesores y padres que defienden una educación pública de calidad, con todo lo que ello supone. Porque desde hace unos dos años, la tijera de los recortes ha sido implacable y se están llevando por delante al profesorado interino, los profesores de apoyo y numerosos programas educativos que ya estaban muy arraigados.

En Aragón, la Marea Verde está consiguiendo que la opinión pública vuelva los ojos a esta triste realidad: favorecer a la enseñanza concertada en detrimento de la pública. Es una política solapada, pero claramente partidista e ideológica. Aunque lo nieguen los interesados, no se trata sólo de ahorrar unos millones de euros, sino de un retroceso evidente en la tarea educativa: incremento de la ratio, falta de atención especializada, mayor carga horaria para el profesorado, impago del periodo vacacional para los interinos,... Todo ello está creando un clima de desconcierto en todos los ámbitos. Y los perjudicados son los de siempre: el alumnado. La filosofía de la nueva ley de educación - la LOMCE - va por ese camino: muchos planes de mejora, pero sin un soporte económico adecuado, recortes en becas y en ayudas, eliminación de la optatividad, implantación de la obsoleta reválida,...Todo para favorecer a los más pudientes y no a los que tienen una mayor capacidad.

Hay otras mareas que siguen este mismo camino: la marea blanca en Sanidad, la marea naranja en Servicios Sociales, la marea negra en Justicia,... Todo puede confluir en una marea multicolor en pocos meses. De todos modos, una pregunta queda en el aire: ¿serán capaces las distintas mareas de hacer reflexionar a los gobiernos central y autonómico sobre estos problemas cada día más acuciantes? Es de esperar que no llegue el agua al río y de que las mareas no se conviertan en violentos tsunamis.

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