ÁNGEL GONZÁLEZ
El poeta ovetense, que tiene una excelente página en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, es noticia estos días porque, a sus ochenta años, hace un balance de su dilatada vida en una entrevista concedida al Periódico de Aragón de este domingo. A este representante del grupo poético de los cincuenta, machadiano y juanramoniano, le preocupa la vida y le obsesiona la muerte. Es un tópico de sus libros de poemas, desde el inicial Áspero mundo (1956), hasta el más reciente Otoños y otras luces (2001). La muerte visitó a su familia en los primeros días de la guerra civil (incivil) y la muerte merodea en este invierno nebuloso. Ángel es consciente de su edad y de sus condiciones, y se rebela contra este imparable paso del tiempo con un aliento y un afán por vivir. "Ahora sólo me importa vivir", confiesa el poeta. No le interesa nada más.
Adjunto un breve poema - "Ya nada ahora" - de su libro Deixis en fantasma (1992) en el que refleja el tópico quevedesco del "amor constante más allá de la muerte" y que encaja perfectamente en estos nebulosos días invernales de enero:
Largo es el arte; la vida en cambio
corta
como un cuchillo.
Pero nada ya ahora
- ni siquiera la muerte, por su parte
inmensa -
podrá evitarlo: exento, libre,
como la niebla que al romper el día
los hondos valles del invierno exhalan,
creciente en un espacio sin fronteras,
este amor ya sin mí te amará
siempre.
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