EL PLACER DE LA LECTURA
Mucho ha cambiado la enseñanza de la Lengua y de la Literatura en los últimos veinticinco o treinta años. Lo que antes era pura memorización o esquematización de conceptos e ideas, hoy se ha convertido en un objetivo claramente secundario. En mi labor docente actual intento inculcar a mis alumnos de Procesos de Comunicación no sólo el placer de leer sino el hábito (decir placer sería casi utópico) de escribir. Sobre esta cuestión dialogo con mis alumnos de Literatura Universal de segundo de bachillerato. Es una asignatura optativa en la que predomina una visión de la literatura de todos los tiempos previa selección de las obras más representativas. Hemos trabajado con Candide de Voltaire y ahora vamos a comenzar a leer los relatos de misterio de Edgar Allan Poe. Son obras esenciales, básicas y asequibles. El problema es concienciar a los alumnos de que afronten su lectura sin ese enfoque académico de obligatoriedad. Para ello, lo mejor es leer poco y bien digerido, como los buenos alimentos. A partir de ahí se puede pensar en recrear, glosar o imitar. Aunque sean sólo unas líneas, o un comentario en un blog o una breve reseña.
Leer para escribir y escribir para seguir leyendo. Es un reto difícil que como docente me propongo cada año. ¿Lo lograré alguna vez?
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Anónimo -
ana a. -