UN IMPULSO A LA ENSEÑANZA PÚBLICA

            La visita matinal al II Salón de Educación, Formación y Empleo en la Feria de Zaragoza supone el reencuentro con antiguos compañeros, profesores y alumnos de los institutos de Zaragoza que más conozco: Los Enlaces, Miralbueno, Miguel Catalán. Pero el recorrido por el pabellón 7 me sugiere algunas reflexiones: la encomiable labor de los que están detrás de todos esas propuestas de formación profesional, el interés de la mayoría de los docentes por impulsar de una vez por todas la enseñanza pública, la exigencia cada vez mayor para los jóvenes que sueñan con incorporarse a un mundo laboral competitivo y difícil.

            Y es que la enseñanza pública no tiene que envidiar a la privada en casi nada. Muchos colegios privados concertados podrán alardear de buenas instalaciones, de mejores laboratorios, de innumerables actividades extraescolares. Pero no sé si saben que la columna vertebral de un centro docente son los profesionales, y su dedicación, y sus ganas de innovar y de seguir adelante con un alumnado cada vez más plural y conflictivo. Porque no sé si saben que los centros se construyen desde abajo y desde dentro. El escaparate es con frecuencia falaz y engañoso. Y la enseñanza concertada me merece todos los respetos. La conozco muy bien. Pero que no vengan vendiendo mercancías que sólo convencen por su brillo y apariencia. Que la calidad también está en la pública. Aunque no se afine tanto en el marketing. Y la enseñanza concertada – hay que recordarlo – es subsidiaria de la pública. Y no al revés.