LORCA Y LA EDUCACIÓN
Siempre he admirado el teatro de Lorca. No sólo por su fondo poético, sino por su compromiso social. Además de la famosa trilogía, recuerdo de modo especial la representación en un teatro de Barcelona - lamentablemente desaparecido - de la obra Doña Rosita la soltera de manos de la compañía de Nuria Espert. Me entero por la prensa de la enésima puesta en escena de esta obra en un teatro de Madrid. Elvira Lindo le dedica una excelente columna a este evento. Pero la escritora no se detiene en la puesta en escena, ni en el arte de los personajes o el acierto de la adaptación. Elvira acerca su lente de aumento al tema de la educación, presente en la obra de Lorca y de actualidad entre los espectadores.
La situación es la siguiente: un grupo de alumnos de secundaria asiste a la representación y unos pocos muestran sus malos modales antes de iniciar la función. Un joven hace caso omiso de las advertencias del presentador y otro grupo de chicas se mofan de los avisos de una señora. La situación se deteriora hasta que aparecen en escena el viejo maestro que visita a Doña Rosita. Sus palabras son elocuentes y revelan que la educación ha sido siempre una tarea difícil. Cuando le preguntan por su labor docente, responde resignado y abatido: “Como son los hijos de los ricos, nos tenemos que aguantar”.
Elvira Lindo pone el dedo en la llaga. Los padres y profesores debemos tomar nota de esta situación que, al parecer, cada vez se deteriora más. El teatro de Lorca quizás haya servido de espejo a estos jóvenes para darse cuenta de su actitud rebelde y quizás inconsciente. Al parecer, el teatro también puede servir para hacer reflexionar a los niños y jóvenes. Y la literatura. Lástima que los intereses de la mayoría vayan por otros caminos.
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