NIEBLA EN EL HORIZONTE
Zaragoza es una ciudad propensa a verse envuelta durante el invierno en una densa capa de niebla, dada su situación geográfica en pleno valle del Ebro. Hay otras ciudades, como Lérida o la propia Fraga, donde la niebla es mucho más persistente que en la capital del Ebro. Recuerdo cuando viajaba de Balaguer a Lérida cómo cambiaba el paisaje a mitad del camino y se pasaba de un sol esplendoroso a una niebla que me producía melancolía. Aquí tenemos la suerte de que estas nubes bajas suelen desaparecer a lo largo del día. Y si no, nos resignamos. Para los que no tienen ninguna obligación laboral, lo mejor es alejarse unos kilómetros de la ciudad y perderse en algún pueblo montañoso. Los días son envidiables, aunque las noches sean algo más frías.
La niebla simboliza incertidumbre, desorientación y falta de claridad de ideas. Por ello, es mejor que despeje pronto y que las ideas fluyan libremente, la incertidumbre desaparezca y cada uno halle la orientación correcta. De todos modos, siempre habrá incertidumbre, aunque la niebla desaparezca. Y siempre quedará un poso de melancolía al regresar de unas vacaciones a la rutina cotidiana, aunque luzca un sol espléndido.
Eso sí, que se vaya el anticiclón y que vuelvan las precipitaciones. Y si son en forma de nieve, mejor. Por miles de motivos, que no es necesario explicar.
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ana a. -