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josemarco

IMPRESIONES

VERANO DE 2018 (V)

Con la llegada del mes de septiembre, el verano se apacigua y el calor se suaviza. Las noches son más frescas y la naturaleza respira un halo de humedad muy peculiar. Ha sido un verano húmedo y esperemos que pronto salgan los primeros rebollones y podamos recogerlos en los bosques cercanos. 

El mes de septiembre indica una cierta vuelta a la rutina y a la normalidad. Pero en algunos pueblos, como en Aliaga, esto es una excepción, porque hasta el día 9, que indica el final de las fiestas, se mantiene en el pueblo un clima festivo y un calma antes del chupinazo del jueves que indicará el inicio de cuatro días de diversión, de alteración de horarios y de actos festivos de todo tipo.

Mientras tanto, se ha silenciado el bullicio de los niños en las calles, las peñas preparan todo de puertas para adentro, la piscina está semivacía y el cielo gris y encapotado se enseñorea del paisaje. Son los signos de septiembre, los anticipos de un otoño que llegará en menos de tres semanas. Entonces echaremos de menos este verano de 2018 y soñaremos con el próximo o con las próximas celebraciones de Navidad y Reyes.

INQUIETUD EN EL MUNDO RURAL

INQUIETUD EN EL MUNDO RURAL

Resuenan en la capital más centralizada o centralista de Aragón los ecos del hombre del campo, de los habitantes de comarcas en declive como las Cuencas Mineras, de los olvidados invierno tras invierno, de esta España vacía que camina irremediablemente hacia la inanición. Los tractores surcan las calles de Zaragoza para pedir más ayudas, más consideración y más inversiones para los agricultores y ganaderos de nuestra comunidad. Una comunidad autónoma en la que, gracias a la factoría Opel - pue esperemos se mantenga muchos años - y a su privilegiada situación geográficas, goza de los privilegios de la industria. Pero lo que ocurre es que el valle del Ebro se lleva la palma y para las demás comarcas quedan las migajas.

Basta viajar cualquier fin de semana a unos de estos pueblos que rondan o apenas superan los cien habitantes en invierno para darse cuenta de que el fantasma de la soledad avanza día tras día, de que las calles están vacías y las casas totalmente cerradas, de que la ausencia de vecinos, cada vez más envejecidos, sume a estos lugares en la más absoluta tristeza. Sin embargo, algunos aún se salvan de la quema - al menos de momento -. Así en Aliaga todavía disponemos de un supermercado, de un centro médico comarcal y de una pequeña industria. pero eso no es suficiente. Ni mucho menos. Hace unos meses cerró la gasolinera y también cesó en su actividad el hotel de montaña del Molino. Son duros golpes para una población que tuvo tanta vida y actividad a mediados del siglo pasado. 

El único consuelo que nos queda es que el turismo siga en alza y que las iniciativas privadas para invertir en la zona sigan adelante. De momento, me alegró contemplar un grupo de niños jugando en la escuela del puablo. Muy pocos, pero suficientes para mantener un pequeño resquicio de esperanza para el futuro del medio rural aragonés.

DESEOS PARA EL 2017

DESEOS PARA EL 2017

Retomo a mi blog después de más de dos meses de paréntesis. Hay tantos medios para plasmar los sentimientos, hay tantas redes sociales, revistas digitales, periódicos digitales,... que a veces uno deja de lado esta empresa que comenzó hace casi doce años y que, al parecer, se va apagando poco a poco.

De todos modos, no puedo evitar seguir escribiendo sobre ese futuro incierto de nuestros pueblos, esa sangría de población y esa España vacía que recorre de este a oeste no sólo la provincia de Teruel sino otras colindantes. Esta es la triste y cruda realidad, en especial cuando llega lo más duro del invierno y el hielo o la nieve - esta con cuentagotas - tiñen de blanco los caminos y las montañas.  No sé cuál es la palabra que podría calificar lo solos que se quedan los pueblos después del verano o después del paréntesis de las Navidades. Tal vez podríamos hablar de desolación. 

Como una metáfora, adjunto esta fotografía que he rescatado del Heraldo Digital de hoy, para expresar la soledad, el abandono y la dejadez en que queda el mundo rural que se va desangrando poco a poco. Pero, a pesar de todo, habrá que tener algo de esperanza en el futuro y pensar en la posibilidad de que el ciudadano de a pie valore la vida de los pueblos, mejore su entorno natural y se decida a invertir a pesar de las dificultades económicas y trabas burocráticas.

Porque es una pena que la vida de algunos núcleos rurales sólo dure los tres meses escasos del verano. Algo habrá que hacer ¿no? Pero no hay que esperar que se resuelva todo desde arriba. Los políticos están demasiado ocupados en sus problemas internos. A ver si algún día los resuelven y miran por el retrovisor. Igual se les cae la cara de vergüenza.

NOVIEMBRE

NOVIEMBRE

El mes de noviembre siempre ha sido para mí un mes caduco, anodino, tristón. Son días que invitan más a la melancolía y que nos llenan de nostalgia. Los días se acortan, los árboles se despojan y la naturaleza presaenta un aspectos entre amarillento y grisáceo. Por eso, este poema intenta reflejar un estado de ánimo que espero vuelva a su tono normal en primavera.

DÍAS ACOTADOS

                                Noviembre sabe a niebla y a días acotados

                                surcados de silencios y gris en las aceras

                                teñidas de nostalgia.

                                Noviembre sabe a bruma y a solares vacíos,

                                a ladridos oscuros de perros sin destino

                                en el solar estéril de los dulces ocasos.

Si cruzas el umbral de las tardes opacas,

                                encontrarás el eco de inciertas madrugadas

                                y la farola azul solitaria y ausente

                                al filo de la nada.

                                Si atraviesas la luz que conduce al abismo,

                                vivirás la experiencia de los zombis reales

y añorarás la dicha de los días felices,

                                cada vez más lejanos.

Todo es tan fantasmal

                                que prefiero la vida de las tardes sin tregua

                                a esta niebla sin fin que oculta las vivencias

                                de las noches calladas.

ATALAYA PRIVILEGIADA

ATALAYA PRIVILEGIADA

     Con lentitud, con rapidez, contemplando el paisaje, mirando hacia lo alto y con mucha ilusión. Así se puede ascender a lo más alto del castillo de Aliaga desde hace un mes. Han instalado una escalera sobre la estrecha y cada vez más deteriorada senda antigua para facilitar la subida a todo aquel que no tenga vértigo y camine con normalidad. Desde los más pequeños hasta la gente mayor, vecinos del pueblo y muchos visitantes suben estas cincuenta escaleras de metal y se plantan junto a la cruz de unos tres metros que corona la piedra que servía de parapeto al castillo.

    Hay que valorar la iniciativa y hay que valorar también los dos carteles informativos que hay en dos remansos del recorrido. Nos ofrecen fotografías antiguas de lo que fue este castillo medieval, que se remonta al siglo XII. Y nos informan de la destrucción casi total durante la guerra carlista del siglo XIX y del deterioro y el abandono posterior. Ojalá este primer impulso sirva para recordarnos que las ruinas se pueden restaurar, que el pasado no se puede dejar sepultado para siempre y que este castillo tiene una historia que habría que exhumar.

¿OTOÑO O FINAL DEL VERANO?

¿OTOÑO O FINAL DEL VERANO?

     Acaba de comenzar el otoño hace unas horas. Y nadie diría que hemos llegado a este equinoccio. Porque, casi sin darnos cuenta, el verano parece que se resiste a abandonarnos y continúa con esas temperaturas bonancibles, sobre todo por las tardes. Eso sí, sólo las mañanas más frescas y el progresivo acortamiento de las horas de luz nos recuerdan que estamos a las puertas de la estación de la decrepitud, de la caída de las hojas, de los frutos amarillos y de la melancolía.

     Personalmente, nunca me ha gustado esta estación. Es verdad que tengo recuerdos gratos del mes de octubre y ausencias dolorosas. Pero lo que menos me gusta es esa desnudez paulatina del paisaje, esos crepúsculos cada vez más prematuros y esa nostalgia que, no sé por qué, surca cada año mi columna vertebral.

De todos modos, como se trata de vivir estos tres meses lo mejor posible, habrá que pasar de puntillas por la celebración de Todos los Santos, habrá que pensar en los reencuentros con los amigos, en los fines de semana al calor de la lumbre, en las nuevas lecturas, las novedades literarias y alguna - muy pocas - series de televisión que valgan la pena. Sin embargo, la mejor medicina contra estos días grises o amarronados es buscar una buena ocupación que nos aleje de la nostalgia y que destierre de una vez por todas el fantasma de la melancolía.

AGOSTO EN ALIAGA (7)

AGOSTO EN ALIAGA (7)

     Una de las rutas más interesantes que se pueden realizar desde hace unos días es la caminata desde Aliaga hasta hasta la presa del embalse de la antigua central térmica. Paralelamente al río Guadalope, pero desde la otra orilla, se ha construido una vía ferrata que salva los barrancos y sortea los inconvenientes. A partir de ahora se van a poder observar nuevas vistas de este tramo del río que discurre entre Aliaga y la Aldehuela. Son parajes inéditos, casi nunca hollados por los vecinos y visitantes. Todo ello está orientado a fomentar el turismo. Han sido muchos los que se han acercado a realizar este recorrido de una hora y media aproximadamente entre ida y vuelta. Y la mayoría no han vuelto defraudados. Eso sí, hay que ir bien preparado, con buen calzado y sin miedo al vértigo.

AGOSTO EN ALIAGA (6)

AGOSTO EN ALIAGA (6)

     El mes de agosto va avanzando. Echamos de menos el agua. Echamos de menos las tormentas de verano. Echamos de menos ese cauce del Guadalope surcado por aguas cristalinas. Mientras tanto, llenamos los momentos de ocio con rutas a pie, rutas en bicicleta y partidas de guiñote. El penúltimo fin de semana de este mes caluroso nos lleva a Campos, esta pedanía de Aliaga que celebra sus fiestas patronales. Allí hay entretenimiento para todos: niños, jóvenes y mayores. Nadie se aburre mientras suena la música, actúan los payasos y se estremecen los castillos hinchables.

    Es bueno contemplar este ambiente festivo, esta armonía, este bullicio que echaremos de menos dentro de dos o tres semanas. Luego llegará el otoño con su silencio amarillo y el largo y rutinario invierno. Pero, mientras tanto, estamos disfrutando de unos días que volverán a repetirse el próximo mes de agosto. Va a ser una larga espera, pero los habitantes de este pequeño enclave rural turolense ya están pensando en las próximas celebraciones y en cómo mejorar la calidad y la cantidad de actividades. Eso sí. El listón está muy alto. Nuestra enhorabuena.

AGOSTO EN ALIAGA (5)

AGOSTO EN ALIAGA (5)

     A pesar de la sequía, las riberas del Guadalope se han convertido en un camino ideal para pasear, caminar o hacer footing. A primera hora de la mañana son muchos los vecinos de Aliaga que aprovechan para practicar algo de deporte. Luego llega la calma y la tranquilidad. Hasta última hora de la tarde, momento ideal para buscar una buena sombra y disfrutar de una temperatura envidiable.

      Hay que cargar las pilas antes de llegar a la rutina de septiembre. Agosto se va esfumando y hay que exprimirlo al máximo. Todavía quedan dos fines de semana apasionantes, nuevas rutas por recorrer y algunos pueblos por visitar. Mientras tanto, intentamos captar imágenes inéditas de Aliaga. Unas fotografías a vista de pájaro de las que aquí compartimos una muestra. Están realizadas desde la "olla" esa montaña caprichosa que bordea el este del valle y que se enrosca como si de una caracola se tratara. Son los caprichos de la Geología y las huellas del paso del tiempo.

 

AGOSTO EN ALIAGA (4)

AGOSTO EN ALIAGA (4)

      Después de la lluvia generosa, aunque insuficiente, de ayer tarde, ha amanecido en Aliaga con un cielo azul y nítido. Dicen algunos expertos, que Aliaga es uno de los lugares desde donde mejor se contemplan las estrellas. Yo diría también que es uno de los valles mejor hermanados con la luz matinal y con el contraluz crepuscular de las tardes estivales. Hoy es un día de esos. Y habrá que aprovecharlo para subir a la famosa olla, que se ha convertido en emblema de este pintoresco pueblo turolense y contemplar desde otra perspectiva este valle torcido que da nombre al municipio.

     Son muchos los miradores privilegiados desde los que podemos contemplar no sólo el valle en el que se asienta Aliaga, sino otros lugares del entorno. Porque la comarca de las Cuencas Mineras, una de las más extensas de Teruel, tiene muchos rincones que descubrir y muchos caminos que recorrer. En los próximos días intentaré plasmar nuevas experiencias y apurar lo poco que nos va quedando de este mes de agosto. No hay tiempo que perder. Y en ello estamos.

AGOSTO EN ALIAGA (3)

AGOSTO EN ALIAGA (3)

     El 15 de agosto marca prácticamente el ecuador del verano. Un verano que comienza a declinar después de esta fecha y que parece anticiparnos el próximo otoño. Pero este año echamos de menos las tormentas, no sólo para paliar esta prolongada sequía sino sobre todo para que el paisaje estival rompa la monotonía anticiclónica y se torne más cambiante. Hoy me he despertado con la famosa canción de Ixo Rai. En ella se plasma perfectamente la realidad de estas fiestas de mediados de agosto en los pueblos de la sierra turolense. Una realidad que no nos satisface a todos y que, en algunos casos, nos gustaría cambiar. 

       La ruta de este día ha sido a Jorcas, un pequeño pueblo de Teruel que está celebrando sus fiestas patronales. ¡Qué buenos recuerdos conservo de tantos quinces de agosto en Jorcas. Allí gané mi primer campeonato de guiñote, allí conocí personalmente a José Antonio Labordeta y compartí con él momentos inolvidables, allí pasé muy buenos ratos de charla en la peña "los zoqueros", allí viví largas noches de verbena bajo las estrellas, allí disfruté con un concierto de La Bullonera, allí saludé y escuché al Pastor de Andorra cantando "La palomica" en una tarde tormentosa... Y Jorcas sigue ahí, animada durante este puente y silenciosa y vacía durante el resto del año.

        También he aprovechado el puente para acercarme, como casi todos los veranos, al pequeño pueblo de Cervera del Rincón - actual pedanía de Pancrudo-. Mientras los niños se divertían en el parque infantil, reflexionaba sobre el futuro de este pueblo y de tantos otros, sobre estos inviernos crudos y solitarios, sobre esas casas vacías. La frase de Labordeta en su canción "Aragón" me vino de nuevo a la memoria: "Vamos camino de nada". Ojalá hubiera un 15 de agosto cada semana para dar vida a lo que la tuvo hace ya varias décadas.

AGOSTO EN ALIAGA (2)

      En una mañana fresca, casi fría, de este inestable e irregular mes de agosto encamino mis pasos hacia Campos. Bajo hasta la Aldehuela por la pista que bordea el túnel de las vagonetas de carbón y me dirijo después hacia la masada del Recuenco. Desde allí, inicio una progresiva subida por un camino pedregoso hasta llegar a una loma desde la que se divisan los aerogeneradores de San Just y, poco después, el monte calvario de Campos. Esta pedanía de Aliaga espera con ilusión sus fiestas patronales, que se celebrarán el tercer fin de semana de agosto. Entre otras actividades, organizan un concurso de fotografía y una carrera o andada popular. El pueblo se ve muy animado. ¡Ojalá estuviera siempre así!

     Después de un breve descanso, inicio mi regreso a Aliaga por el camino que bordea el Salobral y la huella lamentable de una mina a cielo abierto. Contemplo la masada abandonada, como tantas otras de este municipio y reflexiono sobre el paso inexorable del tiempo, sobre el cambio de hábitos de vida, sobre la inevitable e irreversible emigración. Es una pena que estas casas queden en este estado. Pero así es la realidad de estos caseríos quen hace unas décadas tenían vida y futuro. Me acerco a la parte posterior de el Chorredor, ya cerca del barrio de Santa Bárbara, y observo la dificultad del acceso y lo imposible del descenso si no se va bien equipado. Por eso desisto de mi empeño y asciendo hacia las Calzadas, otro lugar abandonado que perteneció a mis antepasados maternos. Eso sí, me quedo con la contemplación del paisaje moteado de sabinas. Una delicia del mediodía estival.

ESTIAJE

ESTIAJE

     En Aliaga todas las estaciones del año dejan su sello y su identidad. Una identidad única e intransferible. Esta se manifiesta en el paisaje, en la luz matinal, en los atardeceres, en las noches apacibles o gélidas, en el entorno o silueta de las montañas, en el color de los chopos, en el verdor de los pinos, y el los mil detalles que a veces se nos escapan de las manos.

     No sabría decir en este momento cuál es la mejor estación del año en este pueblo rodeado de un entorno privilegiado. Porque todas tienen su encanto. Personalmente, vivo con más intensidad la del verano, unos meses en los que parece que la naturaleza se despereza, que los colores se intensifican y que la luz nos inunda a raudales.

      Pero, en ocasiones, como está ocurriendo durante este cálido y seco mes de julio, no podemos disfrutar de escenas tan refrescantes como la de la fotografía. El río Guadalope sufre los rigores del estiaje y nos muestra descarnado un cauce seco, unas riberas desoladas, una ausencia de vida y lozanía.

      No sé si llegarán las tan necesarias tormentas de verano. No sé cuándo tardará en recuperarse este río que ha surcado durante siglos este valle silencioso. No sé cuándo volverán las aguas a su cauce. Mientras tanto, habrá que disfrutar de esta imagen del pasado, en la que el agua invade con su bravura los lugares más recónditos y pintorescos de este encantador pueblo turolense.

SIN RETORNO

SIN RETORNO

No regreses Ulises.

Es mejor que te quedes
en ese mar de sueños
de sirenas
y escuches desde lejos
el canto lastimero
de las aves aladas.

No vuelvas nunca a Itaca.
Sería por tu parte
un error lamentable
volver a la rutina
y a esa cueva oscura
donde tu esposa teje
cual ícaro indolente
y tu hijo te ignora.

Deja por fin tu patria.
Abandona ahora mismo
la nostalgia infinita
de tu infancia
lejana
y surca sin retorno
aquellos derroteros
que han dejado una huella
irrepetible
en tus ojos ajados
y en tu mirada azul
hecha de mar y luz,
enamorada.

 

EL CAMINO MÁS FÁCIL

EL CAMINO MÁS FÁCIL

 

Ocurre casi siempre. Está comprobado y no podemos negarlo. La historia más reciente nos lo recuerda de vez en cuando. Pero siempre se suele tropezar más de una vez en la misma piedra.  Alguno se preguntará a qué me refiero. Mi pequeño artículo hace referencia al Proyecto de Explotación de una mina a cielo abierto de arcillas blancas en el término municipal de Aliaga, concretamente en el valle de Santilla por parte de la empresa Minera Sabater.

            ¡Qué fácil es el camino! ¡Qué pronto se planifica para alterar el medio ambiente, destruir el patrimonio natural y dejar un rastro irreparable en uno de los lugares más incontaminados de la provincia de Teruel! Todo ello para que la riqueza de nuestro suelo se la lleven en camiones a la vecina región de Levante, donde las industrias la transformarán en cerámica y allí sí que crearán puestos de trabajo y fijarán población. Pero aquí, en este Teruel olvidado, nada de nada.

            Porque no son buenos los recuerdos que nos quedan de las minas a cielo abierto en esta provincia cada vez más despoblada. Y si no que se lo pregunten a los habitantes de Galve. Pero no hay que ir tan lejos para comprobar cómo la última mina a cielo abierto en Aliaga – esta vez de carbón – ha dejado una huella en el paisaje que parece más un cráter lunar que un lago encantado.  Las estadísticas hablan de que sólo el 14% de la zona explotada se restaura. Lo demás queda al descubierto durante décadas, con todo lo que supone afección natural y ecológica.

            En Aliaga sabemos mucho de minería y de explotación del carbón. Y conocemos también la difícil situación que ha quedado después del cierre de la Térmica en 1982. Todavía se puede ver la escombrera cual nido negro de suciedad. Y todavía permanece en pie, cual un testigo mudo, el esqueleto de la central. Es verdad que Aliaga se benefició durante más de tres décadas de una de las primeras industrias de transformación del carbón en España. Pero el precio que se ha pagado ha sido, al parecer, demasiado alto. Por eso los grupos municipales del Ayuntamiento y el Parque Geológico se han opuesto de entrada a una explotación que no va a aportar prácticamente puestos de trabajo fijos. Pero como es tan fácil y tan rentable aparentemente…

            No sé cómo acabará este contencioso. No sé si saldrán adelante las alegaciones contra esta instalación. Pero lo que está claro es que no es el camino para asentar población, generar empleo de calidad y mantener el valor turístico que está adquiriendo esta población desde hace unos años. 

PAISAJE PRIMAVERAL

PAISAJE PRIMAVERAL

      Hay ventanas abiertas a un paisaje idílico y maravilloso. Hay miradores ocultos que nos ayudan a viajar hacia el pasado y a apuntalar ese presente a veces quebradizo y lleno de vaivenes. Hay atalayas desde las que se contempla el mundo de otra manera, con más sosiego, con más serenidad, con más confianza.

     El inicio del mes de mayo es en algunos pueblos de la sierra turolense el pistoletazo de salida de una primavera tardía y todavía algo desapacible. Pero eso no impide que podamos comprobar cómo el verde se enseñorea del paisaje y los chopos cabeceros comiencen a renacer un año más. Es un paisaje solitario, que nos invita a ver de manera distinta la realidad cotidiana. Eso sí, lejos del bullicio, del ajetreo y del estrés de la gran ciudad.

     Y es que a veces echamos de menos unas horas de silencio, un clima adecuado para una buena lectura o una charla sosegada con los amigos. Y eso nos lo brindan estos núcleos rurales, cada vez más deshabitados. Esos pueblos que pertenecen a la España vacía, esos pueblos que ya no son  ni volverán a ser lo que eran hace cuatro o cinco décadas.

     Por eso, mientras tanto, es bueno recrearse desde el solanar con la contemplación de un paisaje que nos invita a volver a los años de la infancia, cuando los sueños eran una realidad cotidiana y la ilusión brotaba a raudales desde todos los rincones. Ahora sólo quedan las calles solitarias, las casas vacías y una gran dosis de nostalgia.

PROYECTOS DE FUTURO

PROYECTOS DE FUTURO

      Volver a Aliaga para las ahora llamadas vacaciones o puente festivo de Semana Santa es acercarse a recorrer los escenarios del pasado y a rememorar vivencias ya lejanas. Porque los que hemos vivido durante nuestra infancia las Semanas Santas de los años cincuenta y sesenta, nos frotamos los ojos al comprobar cómo se vivían estas fechas. Los días llamados "santos" estaban marcados por la tristeza, la austeridad y un silencio que surcaba las calles y llegaba a todos los hogares. El día de Viernes Santo estaba especialmente marcado por ese dolor de la muerte de Jesucristo. En las casas lo vivíamos desde un cierto recogimiento, en la iglesia se sucedían los turnos de vela en el Monumento, los santos permanecían ocultos por un paño morado, las campanas dejaban de repicar y eran sustituidas por las carraclas, se ascendía al Calvario para rezar y cantar el Víacrucis y la procesión del Santo Entierro.

      En estas fechas de vuelta al pueblo y de reencuentro con muchos amigos y vecinos, es bueno comentar y compartir diversas inquietudes relacionadas con la mejora de los servicios del pueblo. Porque está claro que hay que seguir explotando el sector turísticos, a pesar del bajón de los meses invernales. Una de las propuestas consiste en la restauración del edificio de la antigua Central Térmica y su transformación en un centro de interpretación industrial. Es algo positivo y ojalá se pueda llevar a cabo. También se sugiere la restauración del castillo cada día más olvidado y deteriorado. Tal como vemos en la fotografía, se convertiría en un lugar privilegiado para contemplar este pintoresco valle del Guadalope y disfrutar de una orografía única en toda Europa. Al mismo tiempo, los numerosos visitantes que llenan durante estos días y, especialmente,  durantelos meses de verano los hoteles, casas rurales, albergues y restaurantes. 

De todos modos, sería bueno ir pensando en alguna alternativa industrial, en la regeneración de la zona de cultivo agrícola, en la construcción de una residencia de ancianos y - ¿por qué no? - en la orientación para uso turístico del río y del cada vez más anegado embalse de la Aldehuela.  No son sueños ni utopías. Es una posibilidad por la que habría que luchar desde todos los ámbitos.

ENHIESTA ROCA

ENHIESTA ROCA

¡Hola, amigos! Quiero compartir con vosotros mi último poema. Se titula TARDE DE FEBRERO y está inspirado en un paisaje único e inigualable: la vertiente rocosa que se asoma sublime y amenzante a la carretera que comunica Aliaga con el barrio de la Aldehuela.

                                        No estás solo.

                                        Eres como esa roca

                                        enhiesta

                                        al borde de un camino

tortuoso

                                        o como el árbol firme,

                                        herido por el cierzo.

                                        Somos muchos

                                        los que aún eludimos

                                       ese lastre fugaz de los

                                       recuerdos

                                       y afrontamos sin más,

                                       cual un Sísifo eterno,

                                       la lucha cotidiana 

                                       contra las injusticias,

                                       contra la intransigencia,

                                       contra oscuros silencios,

                                       contra retornos grises

                                       al pasado.

                                       No estás solo

                                       en esta tarde ausente

                                       de un febrero alocado.

                                       Sabes que somos muchos

                                       los que aún buceamos

                                       contra las pesadillas

                                       de este tiempo fugaz,

                                       intrascendente.

                                        

UN DÍA MUY SINGULAR

UN DÍA MUY SINGULAR

          El 29 de febrero se ha convertido en un día singular. Nos llega como un regalo - para muchos envenenado - para redondear o servir de coletilla a un mes que muchos califican de loco, voluble y poco seductor. Eso sí, hay que recordar que este mes que hoy nos dice adiós nos trae efemérides más o menos arraigadas y con tintes comerciales como el Carnaval o San Valentín. Y en el santoral, tampoco hay que olvidar a La Candelaria, san Blas o santa Águeda. De todos modos, me siguen gustando poco estas jornadas todavía invernales e incluso más desapacibles de muchos días de diciembre o enero.

         Y volviendo a este año bisiesto y a esta fecha que aparece sólo cada cuatro años, al igual que las Olimpíadas, hay que destacar el carácter siniestro que algunos le atribuyen. El refranero lo pregona con claridad: "Año bisiesto, año siniestro", y algunos relacionan este año divisible por cuatro con catástrofes como la del hundimiento del Titanic, en 1912, o tragedias como el inicio de la Guerra Civil española, en 1936. De todos modos, estas fechas peculiares siempre han sido un filón para supersticiosos o agoreros.

        Según las últimas estadísticas, en España hay unos 32.000 habitantes nacidos un 29 de febrero. Y en Aragón poco más de 800 personas vieron la luz durante estas 24 últimas horas del febrero más largo. Yo conozco a alguno nacido en este fecha y me confiesa que se siente orgulloso de ello y que lo celebra cada año, aunque sea el día 28 de febrero o el 13 de marzo. Otros prefieren celebrarlo sólo cada cuatro años, pero reconocen que no tienen más remedio que sumar de cuatro en cuatro si no quieren eludir al paso del tiempo o engañarse a sí mismos.

        Lo que está claros es que una decisión de tipo astral, que se remonta al tiempo de los romanos, ha dejado como huella singular esta fecha que nos regala un día más cada cuatro años y, al parecer, fluye con normalidad como otro día más.

UNA PÁGINA EN BLANCO

UNA PÁGINA EN BLANCO

         Estrenar un año es iniciar una aventura incierta, es empezar un viaje sin retorno, es inaugurar una página en blanco. El 2016 nos brinda 366 días de penas y alegrías, de claroscuros, de contrastes, de viencias agridulces, de experiencias inolvidables. Es como un laberinto, un oleaje, un carrusel o una montaña rusa. Así lo he reflejado en este poema que dedico a todos los que me seguís aquí o en facebook.

                                       DÍA DE ESTRENO 

                                  Una página en blanco,

                                  un viaje apasionante

                                  sin retorno,

                                  un estreno azaroso,

                                  un inquierto oleaje

                                  entre la incertidumbre

                                  y la esperanza.

                                  Quedan atrás los días

                                  o semanas o meses

                                  - ¡Qué más da! -

                                  en que este carrusel

                                  o laberinto

                                  que es la vida

                                  ha quedado arrumbado para siempre

                                  en el espejo gris

                                  de las alcobas.

                                  Es un día de estreno

                                  - o al menos eso dicta el calendario -

                                  una jornada en la que el alborozo

                                  ahoga los sentimientos.

                                  Un día que reúne a las familias

                                  para escuchar, al menos,

                                  que nos sentimos vivos,

                                  que nos sentimos libres,

                                  que vivimos al filo del ocaso

                                  en este invierno dulce

                                  disfrazado de luz

                                  y primavera.

                                  Y QUE NO ESTAMOS SOLOS.

                                  Hay que brindar sin tregua

                                  con un brindis eterno

                                  por los que aún compartimos

                                  una rendija tenue de ilusión

                                  en esta noche nueva.